11 SEPTIEMBRE 2020

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
SERIE TV:Berlin Alexanderplatz, de Rainer Werner Fassbinder
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2020-09-11
Referencia
9682

DIGRESIÓN ONCE. Berlin Alexanderplatz. Alemania (1980). Película en trece capítulos y un epílogo. Capítulo once: Conocimiento es poder y a quién madruga dios le ayuda. Guion y dirección: Rainer Werner Fassbinder (a partir de la novela de Alfred Döblin). Música: Peer Raben. Fotografía: Xaver Schwarzenberger. Intérpretes: Günter Lamprecht, Karlheinz Braun, Hanna Schygulla, Claus Holm, Franz Buchrieser, Brigitte Mira, Roger Fritz, Günter Kaufmann, Gottfried John, Barbara Sukowa, Ivan Desny.
Franz, desesperado por sentirse tullido e inútil, pide a Reinhold volver a trabajar con la banda de Pums. Ejecutan un robo nocturno por el que recibe doscientos marcos; se los da a Mieze pero esta los rechaza: teme que a cambio de ese dinero la abandone. Ella no quiere que Franz trabaje, quiere que viva del dinero que ella le dé, y así conservarle a su lado. Franz despierta en las mujeres una curiosa y enfermiza dependencia hacia él. Poco después, cuando Mieze le confiesa que ama a otro, Franz la agrede brutal y salvajemente, hasta el punto de recordar la escena en la que mata a su novia Ida, por lo que estuvo cuatro años en la cárcel. Cuando siente el peligro de ser abandonado por una mujer reacciona incontrolada y violentamente, tanto que puede llegar a matar presa de una furia irracional e incontenible. Menos mal que, por una estúpida ocurrencia del propio Franz (tenía escondido en la habitación a Reinhold para demostrarle la gran mujer que es Mieze y cuanto es querido por ella), es salvada por éste in extremis. Mieze perdona a Franz ya que su enajenada obsesión por él llega hasta el punto de decir que mejor que haya sucedido la agresión porque así tienen un secreto que compartir. Todos los personajes avanzan tambaleantes, enloquecidos, en una atmósfera turbia, enfermiza, ominosa, en la que solo pueden hacerse daño a los demás y a si mismos, y lo hacen a fondo. La iluminación y los espacios cerrados recrean genialmente un ambiente túrbido en el que solo puede habitar y respirar el sufrimiento, el drama e, inevitablemente, la tragedia…

Pepe Fuentes ·