26 NOVIEMBRE 2020

DIGRESIÓN ONCE. Babenco: Alguém Tem que Ouvir o Coração e Dizer Parou (Babenco: Dime cuándo muero). Brasil (2019). Guion: María Camargo y Bárbara Paz. Dirección: Bárbara Paz. Fotografía: David A. Barkan, André Brandão, Stefan Ciupek, Carolina Costa, Bárbara Paz.Documental con intervenciones de: Héctor Babenco, Regina Braga, Willen Dafoe, Paulo José, Xuxa Lopes, Selton, Willem Mello, Fernando Montenegro, Bárbara Paz, Fernando Torres, Drauzio Varella.
De la información aportada en la ficha de Filmin: “Ya viví mi muerte y ahora solo me queda hacer una película al respecto. Así le dijo el cineasta Héctor Babenco a Bárbara Paz cuando se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo. Ella aceptó el desafío de cumplir el último deseo de su difunto compañero: ser el protagonista de su propia muerte. Babenco hizo del cine su medicina y el alimento que lo mantenía vivo. “Babenco – Dime cuándo muero” es una película sobre filmar para no morir nunca”.
Poco sabía de Héctor Babenco, casi nada, y gracias a este espléndido documental y a la película que comenté ayer, al menos, sé lo suficiente para motivarme a conocer un poco más de él y su obra; desde luego, a ver cualquiera de sus películas que aparezcan en las parillas de televisión. El personaje que nos muestra Bárbara Paz (su mujer durante unos pocos años), al final de su vida y ya enfermo de muerte, es un hombre vital, jovial, expansivo incluso, con una sonrisa a flor de piel y una mirada confiada, plena de determinación y avidez existencial. A pesar de que ya divisaba el ocaso en el horizonte, colabora con Bárbara en el rodaje de imágenes para el documental y se lo toma, activamente, como un hecho creativo: filmar su propia muerte, asumiéndola y convirtiéndola en una performance de gran belleza, poética, sublime. No podía ser de otro modo en un hombre que demostró su genialidad a lo largo de toda su vida. Bárbara Paz hace un gran trabajo, en sugestivo y potente blanco y negro, no solo a través de las imágenes del propio Babenco en fase terminal, sino en un hábil e inspirado montaje en el que recurre a imágenes de sus películas, testimonios gráficos de su vida, intervenciones como actor, o el acto de ceremonia de entrega de los Oscar, donde fue nominado por El beso de la mujer araña (1985). El Babenco que nos muestra Paz es un hombre sin tristeza aparente, que asume el hecho de morir como parte de la vida, de su vida, y lo acepta como una circunstancia que encierra un interés y valor único para su propia experiencia y lo demuestra prestándose a convertir su extinción en un hecho creativo (morir matando, se podría decir).
Ella dice:  “…era un hombre difícil, inquieto y muy desconfiado del ser humano (…) Siempre fue un joven viejo, un superviviente y un tipo que tenía una personalidad única”.