29 NOVIEMBRE 2020

DIARIO DE LA GANA Y LA DESGANA 8.
Martes, veinticuatro de noviembre de dos mil veinte.
Ayer, lunes, ese jodido día que nunca me ha gustado, seguí desganado. Por si fuera poco mi malestar, a las 18:45 estaba citado en la consulta de un médico especialista en Gastroenterología, para prescribirme o no un reconocimiento a fondo que determine si tengo cáncer de colon o no (colonoscopia creo que se llama). No me apetecía nada ese maldito asunto que, según todas las razonables revisiones de medicina preventiva, hay que hacerse incluso antes de la provecta edad en la que me encuentro empantanado y ahíto de desgana. Pensé: en caso de que el Gastroenterólogo me proponga tan desagradable prospección rectal, debería contestarle lo mismo que el escribiente Bartleby, en uno de los relatos de Herman Melville: “Preferiría no hacerlo”.  La figura del personaje literario, tal y como es descrita: “¡pálidamente pulcra, lamentablemente decente, incurablemente desolada!”. Justamente lo mismo que la mía, como indubitadamente muestra la fotografía de hoy, lo que sería suficiente para que yo también declinara semejante e ingrata indecencia, aunque solo fuera por poderosos motivos literarios…