1 DICIEMBRE 2020

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO VEINTIUNO, del veintinueve de Noviembre de dos mil veinte (10:30 horas)
Y Dios era el propio hombre (aunque severamente dañado, envejecido y mortal).
“A medida que se envejece y el mundo va perdiendo significado, uno se pregunta más y más acerca de las fuerzas que le han impulsado a lo largo del tiempo. En realidad, los dioses son indiferentes a esa pobre criatura que avanza penosamente hacia su destino, y le hablan de forma tan abstrusa que, a la postre, él mismo ha de decidir el significado de sus designios”.  John Williams
La fotografía de hoy, de finales de dos mil diecisiete, me parece que ilustra, más o menos, el sentido de la cita de Williams recogida en la maravillosa obra, El hijo de César; más adelante, continúa escribiendo: “…llegando a la conclusión de que los dioses, si existen, no importan (…) quizás sólo existe un Dios (…) Se llama Azar, su sacerdote es el hombre, y al final la única víctima de ese sacerdote es el mismo hombre, su pobre ser dividido”.
Grandísimo John Williams, sobre todo en sus dos obras capitales, la que he mencionado y Stoner, y lo es porque señala con precisión filosófica y literaria lo que nos pasa a los seres humanos a lo largo nuestra insuficiente vida…