15 ABRIL 2021

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO VEINTISIETE, del dos de Abril de dos mil veintiuno (7:45 horas)
Llevo varios días dando vueltas a qué escribir a partir de unas fotografías realizadas también hace unos días y que fueron respuesta a un impulso súbito e irresistible.
No, a mi pesar, el pensar no se me da bien, así que lo que hago es dar vueltas a las cosas (modo Tiovivo), hasta que me mareo y me bajo.
La idea básica que generó el impulso fue: –La única verdad es el cuerpo-, que llevo dando vueltas obsesivamente de un tiempo a esta parte. 
La reflexión no es de nadie en especial, que yo recuerde ahora, y sí una verdad universal que ha atravesado al ser humano a través de milenios. Por lo tanto, es de Todos y de Siempre.
Probablemente, es el único principio en el que todos los seres humanos podamos ponernos de acuerdo (quiero pensar).
La necesidad de realizar la fotografía de hoy y las siguientes (será un cuadríptico) es porque no encuentro otro modo de enfrentarme al brutal momento de un envejecimiento incesante y visible.
Es la vida misma, estúpido, me digo, aunque no acaba de consolarme la obviedad…
La Fotografía: Primera de las fotografías del montaje de un hombre de edad (yo), de morfología masculina característica: con el tiempo se nos afloja el vientre y encoge el culo, aparte de aparecer todas las flacideces imaginables. A las mujeres les pasa lo mismo, pero con reacciones fisiológicas y matices diferentes de acuerdo con su constitución…
Nota (repetida los cuatro días): No soy nudista ni exhibicionista; tan solo alguien corriente al que le hubiera gustado ser pensador; estas imágenes son únicamente un remedo de un ensayo epidérmico (me quedo en el más acá); a la insondable metafísica no llego porque pensador no soy.