17 ABRIL 2021

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO VEINTINUEVE, del cuatro de Abril de dos mil veintiuno (10:00 horas)
… La idea de fotografiarme en estos alevosos términos ha sido espontánea e intuitiva (como casi todo lo que hago, una vez vencido el miedo). No obstante, no debo engañarme del todo ya que a una posibilidad no se llega de forma súbita y pura, sino que, casi siempre, se avanza paulatinamente y desde muy lejos, a golpe de experiencias y reflexiones vivenciales que se quedan entre las uñas.
Estas fotografías, probablemente, son una ajustada (y simplista) metáfora de lo que conlleva llegar a viejo sin haber muerto del todo; y se explica, también, a partir de que el tiempo va derribando todos los engañosos parapetos detrás de los que nos protegemos y que tan solo son ficciones, remedos de ilusiones que raramente se cumplen.
Otra cita, para no caminar tan solo en la ardua travesía: “El cuerpo es el gran poema”. Wallace Stevens. No sé…
La Fotografía: Tercera del agravado cuadríptico. Para mí, la imagen tiene poco que ver con la cita. No obstante, Stevens no habla de la edad y condición del cuerpo sobre el que escribe. Desde luego hay cuerpos que más que poesía son puros prodigios, divinos, que pueden desencadenar enajenaciones y desorbitados deseos. Obviamente, no es mi caso.
Nota (repetida los cuatro días): No soy nudista ni exhibicionista; tan solo alguien corriente al que le hubiera gustado ser pensador; estas imágenes son únicamente un remedo de un ensayo epidérmico (me quedo en el más acá); a la insondable metafísica no llego porque pensador no soy.