DICCIONARIO DEL TONTO
DICCIONARIO: “Libro en el que, por orden generalmente alfabético, se contienen y definen todas las palabras de uno o más idiomas o las de una materia o disciplina determinada”. RAE
No se puede decir que los señores académicos se hayan esforzado mucho añadiendo matices a la definición. No es fácil porque, a fin de cuentas, un diccionario es eso, nada más y nada menos. El de la RAE recoge la definición de 93.111 palabras, según información obtenida en Internet. Otras lenguas tienen más y otras menos. El número no es del todo relevante.
He creído que debía empezar el diccionario con las palabras clave que intervienen en él, como es la de hoy (después Tonto, y pasado mañana Fotografía, como componente estructural del empeño).
No estoy en condiciones de decir nada en especial sobre los diccionarios (se explican por sí solos), salvo que los utilizo con frecuencia, tanto el de palabras como el de sinónimos. No podría escribir sin ellos, a pesar de lo que dice Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo: “Maligno artilugio literario para entumecer el desarrollo del idioma, y tornarlo rígido y dificultoso…”
El magnífico diccionario de María Moliner dice en su primera acepción: “Libro en que está la serie de palabras de un idioma o de una materia determinada, colocadas alfabéticamente y explicadas…” y, en el -arca de las palabras-, Andrés Trapiello: “Para todo el mundo debiera el diccionario ser como su ciudad natal, ese lugar que hasta los más empedernidos aman en secreto”.
Por mi parte, no puedo decir gran cosa, salvo que probaré a hacer el mío. Serán tan solo unas poquitas palabras, las que me aludan y definan. Nunca podría aspirar a la totalidad de algo. A partir de esa consoladora premisa, me tranquiliza pensar que da igual hasta dónde llegue porque solo aspiro a pasarlo bien mientras lo edito.
La Fotografía: Alusión al Diablo (por lo del diccionario de Ambrose Bierce). Mefistófeles tentando a Fausto. Roma.