LOS MICROVIAJES: Madrid y alrededores (3)
Sábado, ocho de Enero de dos mil veintidós.
… Llegamos a Pastrana en torno a las dos. Aparcamos e iniciamos un callejeo de doble propósito: conocer el pueblo (yo nada sabía de él) y buscar un restaurante.
La impresión de las primeras calles por las que caminamos fue francamente buena, excelente más bien. Estrechas, en pendiente, de caserío antiguo bien conservado. Enseguida dimos con la calle Mayor, calle principal, con varios bares restaurantes atestados de gente, a ambos lados de la calle. Probamos en alguno de ellos y nada, ninguna mesa disponible. Desembocamos en la plaza donde se encuentra el soberbio Palacio Ducal, renacentista (siglo XVI). Volvimos sobre nuestros pasos hasta que encontramos un restaurante con una mesa libre. Comimos: Pochas con almejas, Chipirones en su tinta con arroz y Tarta de queso. Platos aceptables, aunque no felicitamos al Chef (no se lo ganó).
Después, continuamos recorriendo calles azarosamente hasta que dimos con la Iglesia Colegiata de la Asunción (románico gótico, siglo XV). Entramos y recorrimos la iglesia despacio, con curiosidad. Estaba conformada con tres naves bastante amplias que rematan en un gran crucero. Varias capillas y un espectacular órgano de comienzos del siglo XVIII. Interesante visita, no solo por la monumental arquitectura sino, también, por la riqueza ornamental del interior.
El final de tarde se nos había echado encima sin darnos cuenta. Decidimos volver despacio hacía Coslada (donde vive Carmen) …
La Fotografía: Fachada del Palacio Ducal. La arquitectura renacentista me emociona, y, especialmente, configuraciones como ésta: austera, sobria, de formas estilizadas, texturas y líneas sencillas que sugieren prometedores interiores, de profunda espiritualidad. Gran belleza la de este Palacio, sin duda. No lo visitamos. Supusimos que la dichosa e ineludible visita guiada hacía ya bastante tiempo que había partido y vuelto.