29 JUNIO 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2022-06-29
Referencia
6880

DIARIO ÍNTIMO 28
Miércoles, uno de junio de dos mil veintidós

…He trabado relación con dos únicas mujeres virtuales (una lo ha sido absolutamente, y la otra no tanto porque no nos hemos conocido personalmente). Existe una notoria diferencia para bien o para mal, depende.
La primera de ellas, Carmen, a la que conocí personalmente, es violinista y profesora de música, mujer maravillosa, próxima, atenta, cariñosa, atractiva, divertida, con la que estar y hablar es una fiesta, un gozo… desde hace casi dos meses hablamos a diario, especialmente a lo largo de mi viaje a Teruel, en el que cada noche me acompañaba en mis soledades del día. Hablamos largo, tranquila y placenteramente, compartimos risas, confidencias y complicidades. Ella decidió que fuéramos amigos (aunque eso no se decide, ocurre o no), y nos entregamos a ese prodigioso ejercicio de intimismo y confianza sin cortapisas, barreras ni reservas. En cuanto al plano amoroso, no nos decidimos a explorar ese azaroso y peligroso campo de minas; sí, porque eso también sucede o no, y en este caso fue más bien No. Carmen y yo nos hemos visto dos veces, una primera cita en su ciudad, cerca de Madrid, donde pasamos poco más de una hora tomando algo y presentándonos; y una segunda, quince días después, en la que comimos, también en su ciudad y luego, por la tarde, paseamos por Madrid hasta anochecer. Y ya está. Mientras esa indecisión tenía lugar, ella, por su lado exploraba otras opciones (yo también). Tal vez ha sido lo mejor para ambos porque así nos evitamos esfuerzos y desvelos y solo nos quedamos con la espuma de la relación. Solo para reír y disfrutar.
La segunda fue el polo opuesto, una mujer intensa, bastante joven para mí, bellísima, atractiva (quizá la mujer más explosiva y deseable que he visto en estas páginas de contactos, sin ninguna sombra de duda). Fue una mujer que me podría haber arrastrado a las más borrascosas e incontrolables simas del deseo. Confieso que sentí miedo, porque por una mujer así, brillante, creativa, imaginativa (también pianista), podría hacerme perder la cabeza. Por eso, precisamente por todo eso, es por lo que hay que huir a uña de caballo, alejarse como Orfeo sensato, porque si no, alguien como yo solo podría pasarlo horriblemente mal. Sería vivir en una pesadilla. A lo largo de tan solo diez días, sin hablar directamente en ningún momento (ni siquiera por teléfono y no he llegado a saber por qué), nos cruzamos cientos de mensajes, tórridos unos, agresivos otros, divertidos algunos y frustrantes casi todos. Mensajes por la mañana, por la tarde, de madrugada, fotos y más fotos yendo y viniendo; promesas que se incumplían casi antes de enunciarlas y finalmente, ante tanta enloquecida tensión, agotados ya de tanta esterilidad y sinsentido, decidimos bloquear nuestros respectivos WhatsApp para así poder pasar página, descansar y olvidarnos el uno del otro lo más rápidamente posible. El día que lo hicimos, me desperté de madrugada con sospechosas palpitaciones. La relación virtual, tan solo virtual, me dejó momentáneamente tocado, no quiero ni pensar que habría sido si nos hubiéramos conocido y reconocido, dado que habría sido una confluencia explosiva e imposible entre dos personas como nosotros, a pesar de que ella me dijera en un penúltimo mensaje que nos iríamos en un barco a una isla y lo hundiríamos para pasar el resto de nuestra vida juntos. Unas horas después nos bloqueamos. No podía ser de otro modo. Finalmente, el olvido lo ha cubierto todo con brevedad y eficacia.
Sí, así han sido mis los últimos meses de mi vida sentimental (sin sexo).
Aunque no he renunciado a los contactos virtuales (me di de baja un día y de alta el siguiente), mi perfil ahora en ese escenario es bajísimo por lo que me quedo en el más puro ostracismo sentimental y lo que es peor, en el aspecto más básico y necesario para la supervivencia equilibrada, el sexual (no está en mi genética pagar por sexo).
Haruki Murakami tiene una espléndida obra compuesta por varios relatos titulada: Hombres sin mujeres, en uno de ellos (Sherezade) se refiere a la circunstancia de su protagonista de un modo preciso y cierto para mí: “En ese caso, jamás podría volver a entrar en el interior de un cuerpo femenino. No podría sentir sus sutiles estremecimientos. Pero quizá para Habara lo peor, más que renunciar al acto sexual en sí, fuese no poder compartir esos momentos de intimidad con ellas. Al fin y al cabo, perder a una mujer consistía en eso. Perder esos momentos especiales que invalidan a la realidad, aun estando integrados en ella: eso le ofrecían las mujeres”. Haruki Murakami.
La Fotografía: Obra de arte contemporáneo, fotografiada en la última edición de Arco, que me viene muy bien para hoy. En esta última edición, en la que me acompañaba Carmen, mí última relación sentimental que luego quedó en evidencia que no lo fue tanto, sobre todo por parte de ella, y que, hasta en ese día, se permitió la gratuita afrenta de pararse a hablar con unos amigos suyos y darme la espalda para así evitar tener que presentarme (me ocultaba, avergonzada, quizá por ser yo muy viejo ya, o vete tú a saber la verdadera y desdeñosa razón). Increíblemente, yo soportaba esas constantes y misérrimas humillaciones por su parte y todavía no sé por qué. Hay que ser profundamente desconsiderada y gratuitamente cruel (ella) y un pringado de mierda (yo), y no creo serlo, pero no sé qué me pasó.

Pepe Fuentes ·