18 AGOSTO 2022

© 2015 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2015
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD SFX 200 (3.200)
Fecha de diario
2022-08-18
Referencia
7561

DIARIO ÍNTIMO 31
Jueves, veintiuno de Julio de dos mil veintidós
AJUSTANDO CUENTAS (conmigo mismo y con el pasado)

LA LLAMADA… Una vez conseguido el número de contacto (su trabajo), y después de superar un miedo que me ha bloqueado desde el mismo momento que se me ocurrió; hace bastante tiempo, tal vez meses; el veintiuno de julio, a las 14 horas, realicé la balbuceante llamada. Me presenté al mismo tiempo que explicaba mi extemporánea irrupción en su vida.
Dijo que me recordaba perfectamente y que ni remotamente podía imaginar que recibiría una llamada mía, ahora, a estas alturas (me sentí bien por haber superado mi pavor y porque me creía capaz de intentar cambiar el pasado y el presente). Ella se manifestó amigable y sonriente, nos preguntamos a grandes rasgos por nuestras vidas y estuvimos de acuerdo en lo inexplicable que era que no nos hubiéramos visto en décadas en una ciudad tan pequeña como la nuestra. La pregunté por sus circunstancias personales, si estaba casada, si tenía hijos o dónde vivía. Me contestó que vivía en la ciudad, sola, que no se había casado y que tampoco tenía hijos. Que mantenía su independencia. Me alegré de su aparente seguridad.
Entonces, decepcionantemente, empecé a oír que tecleaba su ordenador, lo que me hizo pensar que estaba molestándola, o interfiriendo en su trabajo y, lo peor, que mi llamada no la había interesado gran cosa. Me apresuré a despedirme, no sin antes ofrecerle mi número de teléfono, que apuntó (supongo).
En el corto diálogo de la llamada transmití mi vivo interés por saber de ella, de cómo le había ido y que me gustaría mucho que nos viéramos para reconocernos en el tiempo. Sin embargo, no le hice una propuesta concreta en el espacio-tiempo que vivimos ahora.
Tampoco le pedí su número; pensé en volverla a llamar para cubrir esas lagunas; pero, después de pensarlo un poco, me dije que no, que había hecho bien en no ser más invasivo y que ella manejara su espacio, su decisión y uno de los hilos narrativos que la había ofrecido.
Contaba con lo necesario: mi deseo y mi número de teléfono.
Quizá no fue muy adecuado dejarla a ella toda la responsabilidad de un posible reencuentro y el hilo de la narración que estaba esbozando y que había empezado a escribir. Suponía confiar demasiado en que esa mujer captara los códigos de lo que le estaba ofreciendo y asumiera desarrollar un sorpresivo juego con el tiempo a cuatro manos…
La Fotografía: Sigo en la misma edición de Arco de ayer, y con la misma mujer (no sé del material que estaba construida, mucho me temo que, como mi interlocutora telefónica, no era de la misma materia de los sueños). Aunque, al menos, con esa escultura, se puedan tener sueños húmedos.

Pepe Fuentes ·