25 SEPTIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
San Lorenzo de El Escorial (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 51.200
Fecha de diario
2022-09-25
Referencia
5351

LOS MICROVIAJES: San Lorenzo de El Escorial (2)
(martes, seis de septiembre de 2022)

… A pesar de mi entusiasmo previo no pude evitar un cierto desasosiego ante la espesura de tanto granito austero, sepulcral, cerrado sobre sí mismo, desprovisto de cualquier concesión a la gracilidad renacentista, a pesar de que la descomunal obra está catalogada como tal (o tal vez plateresca); eso sí, en un punto equidistante con un clasicismo desprovisto de pompa y ornamento. La fría e inclemente austeridad como valor absoluto, que resulta imposible que provoque ni una leve sonrisa de asentimiento.
Entré en la basílica tranquila y vivamente interesado por lo que podría encontrarme en el interior, y, por supuesto dispuesto a fotografiar profusamente (no había visto ningún cartel de prohibición) y ahora, en cualquier templo se puede fotografiar. Nada más levantar la cámara en un sitio discreto, cayó sobre mí un tipo uniformado que me dijo categórico que no se podía fotografiar (debía haberme seguido). Me asustó su salto de tigre amenazante como si yo estuviera profanando alevosamente lo más sagrado que se pudiera imaginar. Pensé, para animarme, que esa limitación tan solo sería en la Basílica. Cuando estaba empeñado en ese ejercicio de animoso optimismo; apareció otro guardia de paisano (debía ser un sacristán) que me dijo que me quitara la gorra (ni me había enterado de que la llevaba puesta) ¡¡¡empezamos bien!!! -me dije-.
A partir de ese preciso instante tan solo tuve ojos para los guardias, y había muchos. Nada más entrar en la biblioteca, “el puerta”, al ver mi cámara me advirtió que no podría fotografiar. Le contesté: ¡¡¡vale, vale!!! Seguí con la visita, enfadado porque estaba claro que no me iban a dejar en paz…
La Fotografía: No, no pude fotografiar los sarcófagos de la sala octogonal. No pude traer a ese momento del presente mí único recuerdo vívido del pasado y lo sentí mucho; además, para mi consuelo, ya no eran de un negro acharolado, como yo los recordaba, sino de un gris sucio (sería polvo).  En las criptas donde se encontraba el cementerio se respiraba una atmósfera tétrica, asfixiante. Pasé rápido por las penumbrosas salas.

Pepe Fuentes ·