28 NOVIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Soria (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2022-11-28
Referencia
6203

DIARIO DE VIAJE: Al Noreste
Día 6.4 Domingo (09.10.2022)

…Llegué a Soria (43 Km) en torno a las cuatro y media. Encontré aparcamiento y el hotel enseguida. Tomé la habitación y sí, el hotel, se encontraba en el mismo centro y fue barato, tan solo 36 €.
Estaba algo desganado y sin saber que hacer un domingo por la tarde en Soria. Pensé que, quizá tendría que haber regresado a mi casa todavía a buena hora; pero negué la idea porque, ya que había llegado hasta allí, que menos que conceder una tarde a una ciudad que apenas conocía.
En varias calles del centro se desplegaba un mercado medieval muy concurrido. Me acerqué a la Concatedral, donde al parecer había un claustro románico, pero los domingos por la tarde estaba cerrado. Tampoco lo podría visitar el lunes por la mañana porque los lunes y los martes solo abren por la tarde. Como me había pasado en Tarazona, era una broma que no me hizo gracia y que tampoco entendí. No me apetecía hacer el esfuerzo de ir hasta los alrededores para visitar el Monasterio San Juan de Duero o la ermita de San Saturio. Las ganas tan solo me alcanzaban para callejear por el centro, entre la gente. En torno a las seis cayó una fuerte tormenta que me obligó a refugiarme en el hotel; cuando escampó, a las siete, volví a salir a pasear.
Recorrí la Alameda de Cervantes y paseé por las varias calles del centro en las que había numerosos puestos ambulantes que componían el mercado medieval (eufemismo de mercado popular puro), en los que se vendía artesanía, productos agropecuarios elaborados (quesos, miel, vinos, productos del cerdo…) comida y bebidas. Los comerciantes lucían trajes de época y una charanga de vikingos daba incesantes vueltas animando el ambiente y el comercio. A falta de algo mejor qué hacer y, sobre todo, del ánimo suficiente para hacerlo, me conformé con ir y venir una y otra vez por las calles, como hacía todo el mundo.
La actividad de los sorianos me recordaba a la de mi ciudad hace años, los domingos por la tarde noche, donde la calle principal estaba atestada de gente que iba y venía, sin ningún fin, salvo pasear y los adolescentes intentar ligar.
A las ocho busqué un sitio para cenar y lo encontré en una especie de mesón restaurante, tomé: cogollos de alcachofas con jamón, dos copas de vino de marca, y tarta de queso de postre. Creo que me costó 24 €, no precisamente barato. Me dio igual porque era el último día de viaje y tenía hambre. Volví al Hotel a las nueve de la noche con la intención de dormir pronto y levantarme muy temprano para iniciar la vuelta a mi casa…
La Fotografía:  Mercado medieval en el centro de Soria. A pesar de portarme bien conmigo mismo, neutralizando cualquier desaliento y flojera de la voluntad, la verdad es que la última tarde de viaje fue una puñetera mierda. Sin embargo, estos chicos, sorianos, supongo, parecían felices y encantadores.

Pepe Fuentes ·