1 DICIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 320
Fecha de diario
2022-12-01
Referencia
7634

LOS DÍAS (38, o la falta de abrazos)
Sábado, doce de noviembre de dos mil veintidós

Este fin de semana hacía casi un mes que no salía (los días entre semana tampoco). Luego, no ha habido ni besos ni abrazos durante un mes. En diciembre, que hoy empieza, tampoco. Seguro.
El viernes once ya no me acuerdo lo que hice, supongo que lo de todos los días. Nada en especial. Puede que cruzara algunos mensajes de madrugada, cuando más descompuestos estamos, con la mujer virtual, presente en mi vida beligerante y artificialmente. Ella es enemiga a ultranza de lo auténtico, de lo cierto y palpable (o al menos de lo que de eso pudiéramos compartir). Quizá será porque piense que la verdad tan solo existe en lo imaginario, y a ser posible en versión crema pastelera. Lo decía Antonin Artaud: “Yo no creo sino en lo que imagino”. No, no voy a seguir ese hilo, no me llevaría a ninguna parte, o sí, a la locura como le sucedió a él.
El intercambio de golpes empezó como un juego, en clave amorosa a las 3:15, se mantuvo intermitentemente, y terminó a las 8:51 en modo conflagración total. Detesto las relaciones sostenidas en una permanente tensión preñadas de conflictividad, por estériles y amargas.
A las nueve salí a pasear con Mi Charlie, que sigue gravemente afectado por una dolencia en una de sus patitas (Pododermatitis con fístulas interdigitales).
Volví a mi casa a las once y me dispuse a pasar el día realizando autorretratos en mi plató. Eso hice, mañana y tarde.
A las tres y media de la tarde, reflexioné sobre la gravedad de los insultos recibidos, sin causa ni razón por parte de mi conflictiva y ofendida “amiga” y seguí su recomendación: “Anúlame, bloquéame y sabes que jamás podré hacer nada por comunicarme contigo, por mucho que quiera o necesite. ¿Por qué no lo haces? ¿Por qué te prestas al encantamiento? Por algo debe ser, ¿verdad? Me consta que de tonto no tienes nada. Todo lo contrario”. Eso hice, bloquear a esa mujer con la que es imposible el sosiego y mucho menos el contacto real y sensato entre personas maduras. Muy tonto por mi parte porque dos días después levanté el precinto.
Continué realizando toma hasta las ocho de la tarde. Bastante tranquilo, aunque con el telón de fondo de la resaca del conflicto y ruptura.
Cené y decidí salir a tomar una copa y ver gente contenta, gente que bailara y jugara al amor, o lo que quiera que se haga en esos sitios.
A las doce y cuarto, entré en un local de mi ciudad, nada sofisticado, de una simpleza decorativa desoladora y de una rusticidad propia del más recóndito lugar de la provincia. El sitio estaba abarrotado. Pedí un ron con hielo y me dediqué a observar a la gente, generalmente madura, bailotear alocadamente (todos ellos estaban fuera de tiempo, pero bueno, tampoco el patetismo es un mal espectáculo).
Busqué alguna mujer que pudiera gustarme y llevar a cabo mis ridículas maniobras de aproximación aprendidas cuando era joven, y que me daban un cierto resultado entonces, pero que ahora resultarían absurdas, tanto tiempo después. Menos mal que las circunstancias me evitaron el bochorno, porque no me gustó ninguna de las cincuenta o sesenta mujeres que podía haber en el local; bueno, una sí, pero estaba encendidamente concentrada en un tipo sin aparente interés, hasta singularmente vulgar, me pareció. Tendría bella el alma o cualquier otra parte de su cuerpo (o ella estaba a su altura).
A la una y media volví a mi casa, decepcionado, porque casi nada me sale como me gustaría; pero satisfecho y tranquilo porque hago lo que puedo para sacar adelante mi vida (sin rendirme, todavía). A las dos me dormí apaciblemente, con tristeza, pero sin culpa.
La Fotografía: Mi plató, seguramente bastante heterodoxo, como todo lo que hago en fotografía y en cualquier otra cosa en la que me empeño. Pasé el sábado, de las doce de la mañana hasta las ocho de la tarde, ensayando y, sobre todo, esforzándome mucho con el método prueba error, ya que estaba solo y hasta los encuadres eran un problema. A lo largo de este mes aparecerán algunos de los autorretratos realizados (o no, todo dependerá de cómo vengan las cosas, es decir, de mi imprevisible decisión).

Pepe Fuentes ·