4 DICIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2022-12-04
Referencia
7641

LOS DÍAS, 40.2 (el día empezó en un charco y acabó en una gran casa, la de mi querido y eterno amigo Ángel)
Miércoles, dieciséis de noviembre de dos mil veintidós

… A las dos menos cuarto salí para encontrarme con mi amigo.
Nuestro plan era comer en un restaurante chino. Antes tomamos un aperitivo en un bar, enfrente, y nos hicimos la foto de hoy, para celebrar que nos alegraba vernos.
La comida que nos sirvieron los chinos fue la característica de estos restaurantes: tallarines, pato pekinés y ternera al estilo chino, en fin, no puedo hablar mucho de esta gastronomía porque no la conozco (Ángel fue maestro de ceremonia porque sí sabe de lo que les sale mejor a los chinos). Todo estuvo bien, salvo el pato que estaba endiabladamente duro.
Durante la comida hablamos de actualidad política y, sobre todo, de hechos históricos y sociología de la historia, en los que Ángel está infinitamente más versado que yo, que lo estoy escasamente. Sobre todo, hablamos de Antonio Escohotado, que él ha revisado recientemente y que para mí es una figura muy desenfocada, por no decir que apenas sabía nada de él. Nunca lo he leído, aun sabiendo que era sumamente interesante. Es un gusto disfrutar de la ilustrada conversación de mi amigo. Es un hombre pragmático en el que predomina la inteligencia lógica y un modo de organizar la rica información que maneja procesando y aplicando argumentos que suelen ser demoledores, sin margen para la réplica. No hay problema con eso porque yo, prácticamente siempre, estoy completamente de acuerdo con él. Ambos somos liberales en el más amplio sentido de la palabra y no comulgamos con prejuicios ideológicos o que tengan que ver con creencias interesadas y desoladoramente ineficaces. No soportamos la fe en ideologías contrastadamente fracasadas. Nos gusta demasiado el conocimiento y la buena vida como para fiarla a posturas y tendencias iluminadas y desarrollos penosos, criminales o genocidas. Todo ese estercolero moral siempre ha acabado en inconsolables baños de sangre.
Después, hemos ido a su casa (gran casa, por cierto, situada en el casco histórico), a tomar una copa. Recordé cuando a mediados de los años ochenta hacíamos lo mismo varios días a la semana, por la tarde, también (pero en su casa anterior).
Confortablemente instalados, tomando un estupendo whisky, la conversación derivó a cuestiones más inmediatas y personales, tanto suyas como mías (como hacíamos hace casi cuarenta años, frecuentemente relacionadas con lo que nos sucedía con las mujeres).
Nos reímos recordando historias pasadas (él tiene un finísimo sentido del humor). De cualquier modo, ya nada es tan gracioso para nosotros como lo era entonces. Nuestra manera de entender la relación con el mundo femenino es muy diferente. Yo soy enamoradizo, luego abocado a la decepción; él es sensato, luego sabiamente alejado de la frustración. Volví a mi casa a las seis y media y todavía me dio tiempo a permanecer en el estudio un par de horas.
La Fotografía: Con mi amigo Ángel, antes de comer.

Pepe Fuentes ·