6 DICIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 10000
Fecha de diario
2022-12-06
Referencia
7964

LOS DÍAS, 41.1 (el día empezó como acabó ayer)
Sábado, diecinueve de noviembre de dos mil veintidós

El viernes terminé viendo parte de Tío Vania (Antón Chejov), una representación teatral filmada e interpretada por una compañía teatral inglesa. Magnífica puesta en escena, pero llegó un momento en que el desánimo me venció y hui acobardado a la cama (seguiré mañana -me dije-, o vete tú a saber cuándo).
Dormí muy mal.
A las siete ya estaba en el estudio. Hacía frío. Escribí la reseña de Dogville, la película de Lars von Trier, puro teatro filmado (por eso digo que el final y el principio de los dos días son iguales: teatrales, ambos). Por cierto, hace mucho tiempo que no voy al teatro. A mí me gusta ir con mujeres a las que quiera o me gusten (si no, pues no). Y, ahora, ni una cosa ni otra.
Por ejemplo, hoy, sábado, nada me gustaría más que ver una obra, pero no lo haré (no tengo mujer que me acompañe). Otras cosas sí las hago solo con solvencia (más o menos, como por ejemplo viajar); ah, pero el teatro no (tengo que revisar esa incompetencia y superarla, claro que sí).
He salido de mi casa a las nueve cuarenta y ocho, con la cámara; pero primero me he pasado a que Gonzalo, mi nuevo peluquero de cabecera, me rapara. Es un chico joven muy simpático. Abandoné al anterior, el que luchaba con el diablo y siempre salía victorioso. Desbordaba mi paciencia e indulgencia con la imbecilidad fanática.
Me sentía animoso y totalmente repuesto del bajón anímico de la tarde anterior y la mala noche que se me vino encima después.
Por falta de previsión y prudencia cometí un error de principiante en la gestión de mi vida: –sube a la ciudad a dar una vuelta tranquila que hace mucho tiempo que no lo haces -me dije- Cuando llevaba tan solo media hora callejeando, el malestar empezó a hacerse presente, tomó el mando y mi tono vital bajó y bajó hasta los talones, así que tuve que salir pitando a mi casa, arrastrando los pies. No soporto la ciudad, y lo sé. Es como bajar a los infiernos, aunque me proponga mantener el disgusto con entereza, no hay modo.
A las doce estaba frente al ordenador, en mi cheslong (mi paraíso siempre infalible y leal). Hice varias cosas de mi interés y charlé un buen rato con Carmen, que siempre eleva mi tono y me pone de muy buen humor. Me pregunté qué haría por la tarde-noche (sobre todo por la noche), pero no me contesté. No quise presionar demasiado a mi rencorosa fragilidad, siempre acechando el mejor momento para saltar sobre mí y destrozarme el día…
La Fotografía: Las tristes calles de la ciudad, por las que discurrimos gentes igualmente tristes. Todo es triste aquí.

Pepe Fuentes ·