7 DICIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
pepe fuentes (Toledo)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2022-12-07
Referencia
6602

LOS DÍAS, 41.2 (el día que empezó rematadamente mal, pero que no terminó peor).
Sábado, diecinueve de noviembre de dos mil veintidós

… Comí a las dos (un guiso de pescado recalentado que había cocinado hacía días).
Por la tarde, al estudio, a lo de siempre.
Por la noche vi una película que estuvo muy bien: Un amor en Escocia, de Bouli Lanners (2021); de la que son guionistas e intérpretes, el propio Lanners y Michelle Fairley. Una historia de amor entre una pareja madura, en el norte de Escocia, con unos maravillosos, húmedos y duros paisajes. Romántica, emotiva, vibrante y triste.
Luego, un documental con una interesante entrevista a Antonio Escohotado.
En ella, entre otras muchas verdades incontrovertibles, afirmó: «Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación. Educación significa que, aunque puedas robar, no robas. Educación significa que tú vas pasando por la calle, la acera es estrecha y tú te bajas y dices: ‘Disculpe’. Educación es que, aunque vas a pagar la factura de una tienda o de un restaurante, dices ‘Gracias’ cuando te la traen, das propina y cuando te devuelven, lo último que te devuelvan, vuelves a decir ‘gracias’. Cuando un pueblo tiene eso, cuando un pueblo tiene educación, es un pueblo rico».
No puedo estar más de acuerdo.
La estupenda noche televisiva me había dejado (23:30) en suerte para tomar una decisión inmediata: acostarme como todos los días; o, por el contrario, irme a dar una vuelta.
Reflexioné y me dije: algo tendrás que hacer para intentar ligar (los sábados noche son los más propicios), porque al paso que vas no volverás a tener sexo en lo que te queda de vida, que ya no es mucho. Curiosamente, la última vez que tuve sexo, feliz, fue nada menos que en Taormina, Sicilia, porque iba con una novia que me dejó al día siguiente (pero no fue porque yo no estuviera a la altura, quiero pensar, sino porque ya lo tenía decidido de antes). De eso hace una eternidad (ni siquiera me acordaba ya de cómo se llamaba la ciudad) ¡¡¡menudo plan!!!
Si el sexo prescribe por un largo periodo de abstinencia, será como morir virgen, me temo. Lo mismo me santifican.
Pero, como vengo defendiendo plenamente convencido de mi argumento: la culpa es de las mujeres: yo si quiero; ellas No. Da igual la causa y razón, es irrelevante; lo que importa es el resultado.
El caso es que a las doce entraba en un local de copas, en el que estuve el sábado anterior, y que tan poco me gustó. Esta noche me gustó menos todavía. Hombres y mujeres mayores en sentido metafísico incluso (eso tan solo lo presumo); y que imagino solos (como yo). Supongo que se buscan unos a otros, pero no me pareció que se produzcan encuentros felices en ese sitio; aunque a ciencia cierta no lo sé. Lo que sí sé es que a mí no me interesó absolutamente nadie. Media hora después me largué (a mi casa). Al menos había cumplido la cuota proactiva del día.
La Fotografía: Uno de los autorretratos que me hice el sábado doce de noviembre (mención en el diario del uno de este mes); después de una tormentosa madrugada de mensajes de desamor y rechazo de una mujer presente virtualmente en los últimos meses (somos incompatibles: cada vez que contactamos nos intoxicamos). Se trata de un bucle infinito más cerca del paroxismo enfermizo que de la originalidad y el arrebato.

Pepe Fuentes ·