9 DICIEMBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
pepe fuentes (Toledo)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2022-12-09
Referencia
6962

DIARIO ÍNTIMO 37
Domingo, veintisiete de noviembre de dos mil veintidós

Hace bastante tiempo que no me ocupo de este capítulo del diario (desde septiembre); y la razón es que en este apartadito suelo tratar de mis relaciones con las mujeres, y estas ya no existen en mi vida, por lo que nada tengo que traer aquí. Me encantaría que al menos diez entradas al mes las empleara en este menester. Pero No.
La tarde y noche del sábado tuve una monumental bronca con la mujer que tan mal me he entendido (ni siquiera se ha tomado la molestia de intentarlo). A ambos nos ha pasado lo mismo; por desgracia, éramos radicalmente incompatibles, pero nos hemos resistido demasiado tiempo a asumirlo. Nuestra cultura, sentido estético, filosofía vivencial, posición social y hasta nuestra edad hacían que cualquier idea de encuentro fuera sencillamente absurdo. Ella siempre lo vio así, yo no; luego el tonto era yo.
Por mi parte, aunque me sentía profundamente disgustado, a las doce de la noche salí a tomar una copa a un bar de la noche, con el remoto propósito de ligar con alguna mujer, o más, si se terciaba. No suelen gustarme las mujeres que bailan (o no), en ese sitio; sin embargo, hubo tres que sí estaban bien (y además iban juntas).  Me coloqué cerca con la ingenua intención de que se percataran que yo estaba allí, dispuesto a todo y absolutamente disponible. Decaído como estaba (por lo de mi relación virtual frustrada), no me decidí a abordar a esas mujeres. Además, ellas se mostraban estruendosas (demasiada fogosidad para mis debilitadas energías). Creo que ni se enteraron de mi presencia. Me largué una hora después (aguanté más que otras veces porque me gustaba especialmente una de ellas).
Volví a mi casa y todavía hubo algo de mensajería residual con mi fantasmática obsesión. Esa misma tarde esa mujer me dijo que yo era un “sujeto inestable y peligroso”,  esa era la dimensión de las agresiones que solíamos intercambiar (y sí, un sujeto, seguro; inestable, puede que un poco; pero en absoluto peligroso, salvo para mí mismo). Mi interés por el mundo femenino radica, nada más y nada menos, en encontrar a alguien con el que creer que la entelequia del amor es posible, y de paso ayudarnos mutuamente a llevar el peso del mundo y del tiempo (es insuperable esa ingenuidad por mi parte, por no decir profunda estupidez).  Me estoy quitando a buen ritmo de esa querencia impropia de mi circunstancia y probidad. No obstante, hay gente intelectualmente fiable, como Manuel Vilas, autor de mi absoluta predilección (ahora estoy escuchando una novela de su novia, Ana Merino: Amigo), que afirma bienintencionadamente: “Todo ser humano tiene que tener un amado o una amada para que su vida se cumpla. Si no, no se cumple”. Manuel Vilas
La Fotografía: De mi última colección de autorretratos, que vengo publicando estos últimos días. Todos ellos tomados a lo largo del sábado doce de noviembre (hay algunos más). En el de hoy parezco tranquilo (no lo estaba, más bien me sentía íntimamente decepcionado). Eso sí, como siempre hago cuando poso, me hago el interesante. Otro dato para la historia: frente a una cámara jamás sonrío. Casi nunca lo hago, que yo sepa, aunque no me paso el día mirándome.
«Los signos que provocan la sonrisa, hay que decirlo una y otra vez, son juveniles y lo que invita a sonreír es lo propiamente juvenil. En el adulto la sonrisa está por completo fuera de lugar, excepto en tiempos de ludibrio, cuando ya no queda nada serio por lo que morir y el mundo entero es un escenario para chistosos». Félix de Azúa

Pepe Fuentes ·