26 ENERO 2023

© 1996 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1996
Localizacion
pepe fuentes (Aranjuez, Madrid)
Soporte de imagen
-120 MM AGFA 25
Fecha de diario
2023-01-26
Referencia
5084

DIARIO ÍNTIMO 44
Ayer, domingo, la mágica combinación de -te con pastas- no funcionó
Lunes, veintitrés de enero de 2023

Amaneció un día frío y prometedor. No me sentía ni frío ni caliente ni nada. Al menos dormí como un ángel, aunque no sepa como duermen esas divinas criaturas, pero no me imagino a un ángel con insomnio. En el espejo me vi de un azul intenso. Me gusté.
A las nueve menos cuarto, frente a la pantalla y el teclado pensé que todo iba bien, aunque me noté sin inspiración.
Ayer, domingo, fue un día neutro, no sucedió nada relevante, o sí. Tenía ganas de moverme, de hacer vida social incluso, de hacer cosas diferentes y ese deseo me nació a medida que caminaba (sin Mi Charlie), abriéndome paso por un sol luminoso y amigable. Avanzaba oyendo el final de Estoy mucho mejor, de David Foenkinos, título resonante en mi momento actual. Este autor, tan nuevo para mí, no evita los disgustos a sus personajes, todo lo contrario, los sitúa en el centro mismo de circunstancias tormentosas e ingratas, pero lo hace con tal elegancia y ligereza que hasta parece que viven situaciones plenas y estimulantes. Las pérdidas, las dolorosas separaciones, las crisis existenciales, en fin, todos esos aspectos lamentables, que siempre acechan, los transmuta en oportunidades de nuevas relaciones, mejores circunstancias, felices enamoramientos y aventuras. Idea posibles salidas vitales y luminosas para sus criaturas. Con él nada acaba del todo porque todo puede empezar enseguida. Me gusta mucho el contrastado colorido de sus historias.
Estimulado, a medida que caminaba, me puse en modo Foenkinos, como si habitara una de sus novelas, e invité a merendar -te con pastas- primero a una mujer, que me dijo que No; luego a otra y también me dijo que No. Pero no me importó demasiado, me habría gustado que me hubieran dicho que sí, por el orden de las propuestas (si hubiera funcionado la primera no habría recurrido a la segunda, pero al final dio absolutamente igual). Por un momento creí que la combinación de -te y pastas- sería la llave mágica para vivir una tarde de domingo diferente y excitante (que tonto soy a veces).
Sabía que la primera propuesta no daría resultado; sin embargo, con la segunda me cabían dudas porque esa mujer y yo no nos conocemos y nos habíamos prometido, más o menos, hacerlo. En contraste con la primera (hay veces que esa mujer me hace saber que me considera un tipo de escasa capacidad de reflexión, entre otros aspectos decepcionantes para ella); esta otra mujer, sin embargo, fue extremadamente amable y cariñosa conmigo y me agradeció la propuesta, solo que no podía esa tarde (me propuso otro momento próximo). Ya veremos, no me importaría que se lo pensara mejor… dos días después me envió un mensaje diciéndome, que tampoco. Me dio igual. Ambas opciones, y cada una por su causa y razón, no me parecen convenientes para mí.
Cuando regresé a mi casa cociné un guiso de pollo que me salió bastante bien.
El domingo acabó después de cruzar los agrios mensajes de desencuentro habituales con la primera de las mujeres ¡¡¡qué cansancio, siempre lo mismo, desde hace tanto tiempo ya!!! Cuanta pelea y esfuerzo para nada. Menos mal que estoy consiguiendo un natural alejamiento de mis expectativas en el mundo femenino. A ellas no les intereso, a mi ellas, menos, si cabe.
Ahora, a estas alturas, me pregunto perplejo el porqué durante este último año y medio he pensado que en la fusión con una mujer podía haber algún atisbo de solución a lo que no la tiene; poco a poco y, paradójicamente, gracias a ellas, me he dado cuenta de que estaba en un profundo error. Quizá sea por el inmenso prejuicio, por el lugar común que representa esa idea.
“La naturaleza solo quiere el acercamiento momentáneo de los sexos, y el individuo busca en vano en el amor una felicidad perdurable…” Henri Roorda
Tenía razón Riorda; posiblemente tanta verdad pudo con él y se suicidó. Verdaderamente, después de leer su obra Mi suicidio, no puedo determinar las causas de su fatal decisión. Quizá los motivos de la infelicidad nunca se saben con certeza ¡¡¡son tantos!!!
Hoy, lunes, a pesar de lo prometedor que parecía el día, resultó que no, fue plano, sin textura y sin nada relevante digno de ser contado. Por la tarde me miré en el espejo y el azul arrebatador de la mañana había mutado a gris ceniza.
La Fotografía (1): Yo, con cuarenta y tres años, la edad de los protagonistas de las novelas de Foenkinos. ¿Y? pues nada, eso, yo actuando como si fuera un personaje de Foenkinos, con una historia de amor en ese momento que, aunque ya tenía siete años, la vivía como recién estrenada.

Pepe Fuentes ·