MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo dieciocho. Lucian Freud (1)
Jueves, veintitrés de febrero de dos mil veintitrés
Nueve meses he tardado en volver por aquí, por este capítulo, y eso que me considero un amante del arte, y un frustrado artista: es lo que más me hubiera gustado hacer y ser en la vida. Pero, para eso no basta la voluntad y ni siquiera la dedicación. Se tienen que dar dos premisas, entre, posiblemente, otras varias: una, que el mundo te considere como tal; y dos, la más importante, serlo. Así de fácil.
Por mucho que yo me haya empeñado en arrimarme a esa condición, nunca he conseguido, ni de lejos, ni una ni otra. Pero, agradezco infinitamente al arte el que me haya llenado la vida de hechos y momentos que han dado contenido, calidad y sentido a mi vida. Sí, los artistas son mis referentes y brillantes héroes del mundo a lo largo de milenios. Da igual la época, lo importante son las creaciones artísticas, la belleza y verdad que irradian. Ya hubo artistas con taparrabos (paleolítico, y antes, incluso). Es una condición inherente al ser humano; algunos, pocos, han conseguido desbordar sus límites a través de maravillosas creaciones; otros lo han intentado, y eso ha estado bien para ellos, sobre todo para su alma, pero nada más (yo he jugado en esa división, y estoy feliz por ello); y la inmensa mayoría, casi todos los seres humanos que han vivido a lo largo del tiempo, ni eso. Nada de nada. De cualquier forma, ese hecho y circunstancia humana no es del todo desoladora, porque mucha gente, muchísima, sí somos admiradores del hecho artístico, de las sublimes creaciones de los artistas. Una pequeña muestra se dio en las dos exposiciones que visité ayer, miércoles. La primera de Lucian Freud, en el Museo Thyssen Bornemisza, en la que, nada más abrir, ya se habían llenado las salas. Nos agolpábamos diez o quince personas frente a cada una de las pinturas, ávidos de disfrutar de la vibrante intensidad de uno de los mejores pintores del siglo XX. Luego, me desplacé a la de Juan Muñoz, en Alcalá 31, donde también había muchísima gente apreciando al para mí, uno de los más interesantes y brillantes artistas plásticos españoles, también del pasado siglo.
Maravillosa mañana la de ayer, miércoles.
A las tres menos cuarto volví a tomar el tren de vuelta a mi casa. La tarde la pasé abrumado y bastante cansado, quizá por la alta exigencia de la mañana…
La Fotografía: “El extraño silencio de un hombre frente a una obra de arte no se parece a ningún otro. ¿Qué es lo que yo le pido a una pintura? Le pido que asombre, perturbe, seduzca, convenza. Una de las cualidades que comparten todas esas pinturas es que me incitaron a volver a trabajar. Rembrandt, Constable, Degás, Hals, Ingres, Velázquez, Rubens, Chardin, Turner, Daumier, Monet, Cezanne, Seurat, Vuillard y Whistler”. Lucian Freud