LOS DÍAS 18
Miércoles, veintinueve de Marzo de 2023
No sé qué haré los próximos días, incluido el próximo fin de semana. Me gustaría sentirme motivado, y hasta ilusionado con lo que esté a mi alcance y pueda hacer. No creo que lo consiga.
La semana que viene es la llamada Santa, que como es sobradamente sabido, todo el mundo aprovecha para alejarse de su casa, de vacaciones. Eso está bien. A las gentes les gusta mucho. Yo, a lo largo de los años, unas veces he salido y otras no. Unas veces lo he pasado bien, otras no. Este año no sé lo que haré. No tengo a Mi Charlie hasta el sábado, Santo también. Claro todos los días de la semana son Santos, por eso se llama semana Santa, digo yo. Pero eso es de creyentes y yo no lo soy.
Solo creo en la finitud de mi vida, no me queda margen de creencia para nada más. Fui terriblemente consciente ayer: cuando me encontraba comiendo, temprano (13:30), me llamarón del consultorio médico para decirme que debo hacerme una colonoscopia enseguida. A partir de ese momento comencé a -vivir sin vivir en mi- (por todo lo contrario del trasfondo del verso, entre otras cosas, porque yo, Santa Teresa, no soy). Más bien, el -muero porque no muero- lo siento como -muero si pienso que muero-. O, dicho de otro modo, no siento ganas y mucho menos necesidad de morirme. Me estremece la idea. Seguro que cuando todo acabe, a Santa Teresa no me la voy a encontrar en el más allá. Ella estará a otro nivel.
Para mí, la molesta e indecente colonoscopia, abstrayéndome de que es una porquería, solo la visualicé, toda la tarde de ayer con imágenes pavorosas, y hasta la madrugada de hoy, me he despertado sobresaltado, pensando en lo que tendré que hacer antes de morirme. Una de las escenas que martilleaban obsesivamente mi débil presencia de ánimo: un tipo con bata blanca, médico supongo (sería un heraldo, en vez de negro, blanco; ahora, esos legendarios mensajeros llevan una vulgar bata blanca) que me dirá solemnemente: Señor Fuentes, lamento profundamente informarle que tiene usted un cáncer de colon, de tamaño desmesurado, a consecuencia del cual, usted morirá pronto.
Espeluznante. No, yo no puedo con eso.
Hoy por la mañana me he acercado al Centro Médico para que me dieran instrucciones de cómo actuar en el trance. Antes de salir he mirado apenado a Mi Charlie y he pensado, te voy a dejar huérfano ¡¡¡pobrecito mío!!! No le he dicho dónde iba, para no preocuparlo.
Me ha recibido mi enfermera, una mujer extremadamente delgada, mayor (parecía que lo era más que yo), con bata blanca también. Menos mal que ha sido extremadamente amable conmigo (le daría pena). Me ha facilitado lo que necesito (hasta un análisis de sangre debo hacerme), y la cita: será el veintitrés de mayo, por la tarde. Encima debo ir acompañado y he pensado en Mi Charlie, no sé si les valdrá.
Contaré el resultado aquí. Claro (por menos de nada, para despedirme).
La Fotografía: Una malísima copia (fotografiada en mi ciudad hace más de cuarenta años) de la expresión de Santa Teresa en la obra de Gian Lorenzo Bernini. Barroca. S XVII. En estado de éxtasis al recibir el don místico de la transverberación (unión íntima con el mismísimo Dios).