5 ABRIL 2023

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Almonacid (España)
Soporte de imagen
DIGITAL (100)
Fecha de diario
2023-08-19
Referencia
4545

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO TREINTA Y SEIS
Martes, veintiocho de marzo de dos mil veintitrés

No vengo a este capítulo desde el once de agosto de dos mil veintiuno. Por algo bueno habrá sido, quiero pensar.
¿Y por qué no?
Pues porque no, gilipollas. Simplemente es que has estado en otras cosas o por algo peor, porque eres un descuidado.
Un ciudadano bienintencionado, pero como son las gentes de esta condición, bastante imbéciles en general, le dijo a Diógenes Laercio: «ahora que estás ya llegando a la meta, ¿no deberías ir más despacio, incluso descansar?» Diógenes le replicó: «Si tú estuvieras en el final de una carrera y tuvieras la meta ya muy cerca, ¿qué harías? ¿Irías más despacio o tal vez acelerarías el paso? Pues eso es lo que yo hago».
Es lo que yo hago también, correr y correr, bien es verdad que ahora tengo menos fuerzas, pero, para mi íntima satisfacción, llevo ya muchos años corriendo y corriendo, aunque no he llegado nunca a ningún sitio, pero al menos me elevo y rebelo contra el mustio y alienante conformismo.
Me aburre mucho hablar del envejecimiento en general y del mío en particular. Por qué, sencillo, porque hablo demasiado de algo tan común e carente de interés, por obvio. Qué jodida obsesión, el paso del tiempo, y encima para no conjurar ni mejorar nada
Como hacía Diógenes, corro y corro y corro, con la meta a lo lejos, pero no hay modo de alcanzar algún feliz resultado, ni siquiera un buen puesto en una meta volante. Tampoco en el mundo, el mío, hay finos y sutiles observadores como los tuvo Diógenes que aprecien mis denodados esfuerzos, heroicos, diría.
Qué más da. A la mierda con todo y todos.
Ahora son las ocho de la mañana, ya estoy lavado y desayunado, así que he preguntado a Mi Charlie si nos íbamos al campo y se ha levantado como un resorte.
Nos vamos, entonces, le he dicho.
Dos horas después hemos vuelto. Siete kilómetros y medio hemos caminado. Incluso, por el camino hemos sido sociables, tanto Mi Charlie, que hoy le ha dado por pararse a saludar a todos los perros con los que nos cruzábamos (otras, no saluda a ninguno, depende de cómo se encuentre su estado de ánimo); lo mismo me ha pasado a mí, que o bien saludaba o cruzaba algunas palabras con las gentes. A veces, Mi Charlie y yo, nos comportamos como seres extremadamente simpáticos, otras no. Pero hoy, sí.
La Fotografía:  Pues eso, yo mismo, corriendo en un campo de monitores que no monitorizaban nada. Ni siquiera mi alocada actividad “artística”.

Pepe Fuentes ·