8 ABRIL 2023

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2023-04-08
Referencia
1951

DIARIO ÍNTIMO 62 (y 2)
Sábado, uno de abril de dos mil veintitrés

… Hace tiempo, el deseo largamente desairado, me puso como fecha límite para hacer algo que nos dejara satisfechos a los dos, hoy mismo.
Me dijo: -no puede pasar ni un solo minuto más allá del año justo, en el que ambos, tengamos sexo con una mujer- (a ninguno de los dos nos atraen los hombres).
Cuando escribo esta íntima confesión, faltan exactamente cuatro horas para que el plazo acabe… no puede haber moratorias, sería hacerme trampas a mí mismo, y al deseo que me habita.
Ahora mismo me siento nervioso y nada seguro de mí mismo.
Pero entiendo y asumo la situación. Me digo: menos mal que está el deseo, que no entiende de razones, sino de impulsos y necesidades. Si no estuviera ahí, empujando, probablemente, mi débil carácter habría hecho que me quedara quieto como un muerto. Acobardado.
Y, ahora, como siempre hago cuando me siento temblar ante algunos de los dilemas con los que me provoco en este diario, recurro a algún sabio que me eche una mano: “Schopenhauer replicó…Nuestra experiencia real no es una en la que elegimos libremente nuestro modo de vida, sino una en la que somos arrastrados por nuestras necesidades físicas: el miedo, el hambre y, por encima de todo, el sexo. El sexo, tal y como escribió Schopenhauer es uno de los últimos múltiples pasajes de inimitable expresividad que animan sus obras, “es el fin último de casi todos los esfuerzos humanos”. John Gray
Pues eso, ahí estoy yo plenamente, sin que me asista ninguna originalidad, y mucho menos virtud; aunque sí una lógica psicosomática aplastante, que me deja muy tranquilo.
Salí de mi casa a las nueve de la noche, decidido a hacer lo que tenía que hacer (no podía ofender a mi libido por más tiempo). Me encontré con una mujer muy atractiva, poderosa y resuelta. Todo fue especialmente bien para ambos, quiero pensar. Para mí sí, desde luego, en todos los sentidos.
Después, cené en una terraza, satisfecho y feliz porque, in extremis, había cumplido con la exigencia. Mi deseo me dedicó una cerrada ovación, aunque me advirtió que no me descuidara porque seguiría pisándome los talones. No estaba dispuesto a soportar más largas y tontas abstinencias.
Tenía razón. No volverá a pasar, ya no tengo tiempo para estúpidas, remilgadas y fracasadas estrategias.
Terminé la noche tomando una copa, sin apremios ni ansiedades, tranquilo tranquilo. Sonriente. Volví a mi casa a las dos de la madrugada.
La Fotografía: “La estación de los amores viene y va, y los deseos no envejecen a pesar de la edad”. Franco Battiato

Pepe Fuentes ·