DIARIO DE ENVEJECIMIENTO XXXVIII
El síntoma: 1.2 La Vejez y la Confusión
Martes, once de julio de dos mil veintitrés
“¿Quién dijo que la mayor sorpresa en la vida es la vejez? me preguntó. No lo sabía. Jamás había oído esa frase, pero quizá tenía razón. La vejez podía resultar más inesperada que la propia muerte. Algo que superaba la imaginación, como si alguien nos dijera de pronto que nuestra existencia tanto social como biológica ya no era necesaria en este mundo”. Haruki Murakami
Esta cita está extraída de la obra, La muerte del Comendador (2018), justamente cuando Murakami tenía 69 años, los mismos que yo ahora, luego no es de extrañar que la traiga hoy al diario, más que nada por lo mucho que sintonizo con este autor y por la coincidente casualidad. Tiene razón, es una sorpresa, y eso me remite a una pregunta que me hago a mí mismo: ¿Cuándo me sentí viejo por primera vez? No me contesto porque no lo sé, pero tengo la impresión de que, aunque siempre he vivido con la presión del paso del tiempo sobre mí y el temor a la dichosa vejez como una circunstancia excluyente, creo que la sensación, indudable ya, es relativamente reciente, como parece que es el caso de Murakami (ahora tiene 74 años).
Sí, en la provecta edad, todo se percibe más desenfocado y desordenado. Lo que tendría que ser lucidez y clarividencia, capacidad de penetración y sentido de la relatividad, es decir un modo de sabiduría, se torna en una creciente confusión. Ya no sabes por dónde te andas. Lo que antes era claro, por ejemplo, el deseo, desconozco si es real o tan solo es un reflejo condicionado por la memoria, porque, verdaderamente, de deseo poco. Así hasta el infinito.
Mi más nítida necesidad y lucha diaria consiste en conseguir ubicarme en el mundo. Procuro moverme poco, no vaya a ser que me pierda y ya no sepa volver…
“El uso del lenguaje da risa. Lo incomprensible se multiplica. Todo sidera cada vez más. Nada se expresa realmente a través del lenguaje. Cuanto más envejecemos, menos claro está el mundo. Cada planta, cada animal, cada olor, cada resplandor, cada palabra, cada nombre, cada primavera se vuelven más desconcertantes”. Pascal Quignard
La Fotografía: De la película Remini (2022), de Ulrich Seidl. Magnífica. Inspiradora. En estas entradas sobre el envejecimiento traeré imágenes de películas de este autor porque me encanta por su descarnada lucidez y penetración existencial.
El personaje dice lo que dice (foto), pero se equivoca en la percepción; no, no es el mundo el que es deprimente (probablemente, también), es tan solo su envejecida cabeza.