18 JULIO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Pelicula Safari, de Ulrich Seidl
Soporte de imagen
DIGITAL 10000
Fecha de diario
2023-07-18
Referencia
10047

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO XLIV
Las consecuencias: 2.2 La Vejez y el Amor
Lunes, diecisiete de julio de dos mil veintitrés

“Quisiera vivir la historia de amor más hermosa, y me ofusco, porque ya soy viejo, o me siento así, viene a ser lo mismo. Acaso solo la juventud es el tiempo del amor. No puede ser, tienen que existir las historias de amor cuando abrimos la puerta a la edad sexagenaria, sería una injusticia que no fuera así; sin embargo, todos son insultos ante el sexagenario enamorado y la peor de las ofensas reside en pensar que los cincuentones o los sesentones están incapacitados para vivir amores heroicos. Nos humillan. Nos insultan. Nos ven como restos de una fiesta. Nadie creyó en el amor hacia Dulcinea del cincuentón Don Quijote, salvo Cervantes, que era otro cincuentón y luego sexagenario cuando escribió la novela, porque el Quijote es una novela de amor a una mujer”. Manuel Vilas (Los besos, 2021)
Claro, Vilas, así son las cosas, te felicito por tu aguda reflexión. Básicamente estoy de acuerdo, en lo que se refiere a la imposibilidad, pero no tanto en que esa quimera, la del amor en la tercera edad, venga dificultada por los otros; a no ser que esos otros vivan en nosotros, porque viven, siempre lo hacen (quintacolumnistas eternos). Los que cerramos la puerta al amor, con un sonoro portazo somos nosotros mismos, los viejos, porque ni nos lo creemos, ni lo sentimos. ¿Por qué? Sencillamente porque ya no nos apetece. Sabemos, demasiado de nosotros y de los demás (o, todo lo contrario) como para arrostrar el inconmensurable despliegue de energías necesario para construir y mantener la complejidad del inexplicable arcano que es el amor.
Ahora, en la era posmoderna (matizable), no se dan las mejores condiciones para enamorarse, sencillamente porque hacerlo es perder ego y confundirse en el otro, subsumirse… Eso es prodigioso pero posible en otras edades (adolescencia, juventud, madurez), pero imposible en la vejez; a no ser desde la enajenación o la patología.
Aunque, tal vez, no sea tanto una cuestión anímica como física; o, dicho de otro modo, nuestros cuerpos ya no están listos para ceremonias, danzas y rituales. Bastante tenemos con defendernos y sobrevivir.
Nadie tiene la culpa de eso.
… el día en el que los hombres no sientan ningún deseo hacia las mujeres y las mujeres tampoco hacia los hombres. Puede suceder. Ocurre en la vejez profunda, en la vejez desmemoriada. Puedo soñar un futuro en que los seres humanos dejan de sentirse atraídos los unos por los otros, que el deseo desaparezca, sin que se perciba su ausencia, sin que lo echemos en falta. Alcanzaríamos la libertad al mismo tiempo que la extinción. alcanzaríamos la independencia al mismo tiempo que la inhumanidad. alcanzaríamos una vida sin dolor, una vida que tendría que buscar su plenitud en otro sitio. ¿En qué sitio? ¿En la Oscuridad? Pasaríamos los unos al lado de los otros por las calles sin sentir atracción… Manuel Vilas
Vuelve a tener razón Manuel Vilas, y esta vez desoladoramente si pensamos en que la oscuridad en la que vivimos los viejos, de pronto, se proyectara a cualquier edad. El alma de lo viejo destruiría la vida y al género humano.
La Fotografía: ¿Alguien puede pensar que esta pareja podría enamorarse en su presente soleado? Creo que no, ni mucho menos; sin embargo, si puedo creer que se quieran porque, seguramente, llevan viviendo juntos desde hace décadas. No obstante, yo estoy hablando de otra cosa: del amor pleno de erotismo, arrebatado por el deseo. Cuando la pasión se oxida, se agota y muere, es entonces cuando nace el miedo, y ese puede ser eterno, hasta el fin de los tiempos, como en esta letárgica pareja. Imagen de la pelicula Safari, de Ulrich Seidl

Pepe Fuentes ·