3 AGOSTO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Museo Thyssen Bornemisza. Madrid
Soporte de imagen
-DIGITAL 800
Fecha de diario
2023-08-03
Referencia
10058

MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo dieciocho: Museo Thyssen Bornemisza
Lo Oculto 1
Viernes, veintiocho de Julio de dos mil veintitrés

El péndulo fantasmal e invisible que determina mis biorritmos me dijo que hoy era un día propicio para que saliera de mi casa, que nada me pasaría y que además disfrutaría de un estado de ánimo que, aunque abismado, letárgico casi, me permitiría transitar por la mañana concentrado y en paz. Percibiéndome en mis justas dimensiones: físicas y mentales.
Accedí a la sugerencia insondable.
Salí de mi casa a las nueve y me dejé caer cuesta abajo hasta el andén de la estación de trenes que circulan entre mi ciudad y Madrid. Unos minutos después, ya instalado en mi asiento con los ojos cerrados y el espíritu en calma, como había profetizado mi péndulo invisible, comencé a escuchar: En el principio era el sentido, de Viktor E. Frankl, el creador y apóstol de la Logoterapia, que entre otras técnicas terapéuticas de éxito inventó y utilizó la intención paradójica (por descubrir para mí y que me ofrece ciertas dudas). No sé.
La logoterapia considera que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable… Uno de los postulados básicos de la logoterapia radica en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino en encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir con la condición de que ese sufrimiento tenga un sentido…
Algo así como: “Al poner en relación la esencia de la existencia en la capacidad de ser responsable se refleja en el precepto: vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar…”
Conocí por primera vez estas ideas y al autor, en estado semiletárgico, con los ojos cerrados en un tren para aproximarme a ver una exposición sobre Lo oculto. Hay días propicios a la vez que surrealistas…
Cuando abrí los ojos estaba en Atocha. Comencé a caminar muy, muy despacio, en dirección al Museo Thyssen Bornemisza, donde tenía intención de ver la exposición titulada Lo oculto. Y, si me daba tiempo a más, pues a más, aunque dado el ritmo con el que me desplazaba (era una tortuga vieja), quizá ni siquiera terminaría de ver la exposición principal y ya tendría que volver.
Tardé cuarenta minutos desde Atocha al Museo, una eternidad, pero mi cuerpo no daba más de sí).
Por fin llegué, felizmente, en el más amplio sentido de la palabra. Todo funcionaba bien en mi cuerpo y mi estado de ánimo (salvo el mecanismo de aceleración).
Gestioné la entrada y la audioguía (un poco lioso todo) y me adentré encantado en Lo oculto
Y, la primera obra que me impactó fue el campo de inquietantes y bellísimos árboles de Max Ernst…
La Fotografía: Árbol solitario y árboles conyugales, Max Ernst (1940)
“Este paisaje está creado usando la técnica de la calcomanía, inventada por Óscar Domínguez, que consiste en presionar la pintura húmeda con papel u otro material y luego despegarlo; así se generan las texturas de los cipreses (el azul del cielo está pintado encima) que el artista completa con cabezas y figuras de fantasía, desnudos y animales. El “árbol solitario” del título es sin duda el árbol verde de la derecha y los “árboles conyugales” la masa de la izquierda, formada por dos cipreses recostados uno sobre otro. Es la imagen de las bodas químicas que había aparecido ya en otras obras de Max Ernest. En la alquimia, la cúpula sexual de hombre y mujer simboliza la unión del mercurio (femenino) y el azufre (masculino), un paso crucial en la transmutación de los metales bajos. Cartela de sala.

Pepe Fuentes ·