Capítulo dieciocho: Museo Thyssen Bornemisza
Lo Oculto 3
Viernes, veintiocho de Julio de dos mil veintitrés
… Hoy no es viernes, sino domingo treinta. Lo que llevo de día solo puedo calificarlo de lamentable.
Naturalmente, como cualquiera ser de este mundo sabe y yo también, John Atkinson Grimshaw era para mí un absoluto desconocido. Nunca había oído hablar de él, circunstancia no achacable a la dimensión artística de este interesante pintor, al menos en esta obra (no conozco más); si no, tan solo, a mí desesperante desinformación.
Fue una sorpresa encontrarme con esta pintura que enseguida atrajo mi atención, ya que es sencilla, intimista, sugestiva, poética, con un fino y armónico sentido espacial y un tratamiento de la luz del amanecer que te transporta a un posible y apasionante relato romántico…
La Fotografía: Noche con luna, de John Atkinson Grimshaw (1880).
Grimshaw no inventó el nocturno en pintura, como Whistler le atribuía irónicamente (“Pensé que yo había inventado los nocturnos, hasta que vi los de Grimmy”), pero sí un nuevo tipo de nocturno urbano (de Glasgow, Leeds, Liverpool o Londres) donde las calles y los muelles adquieren, a la luz de gas, un aura de misterio. En 1870 alquiló Knostrop Hall, una residencia del siglo XVII cerca de Leeds, que le inspiró otro género de nocturnos basados en un motivo más claramente gótico: la mansión iluminada detrás de un gran muro y una figura femenina solitaria esperando fuera a la luz de la luna. Grimshaw cultivó también la pintura de hadas, un género popular en la época victoriana, en la que introdujo el hada sola, aislada, con sus alas de libélula y su aureola luminosa”. Cartela de sala