9 AGOSTO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Museo Thyssen Bornemisza. Madrid
Soporte de imagen
DIGITAL 400
Fecha de diario
2023-08-09
Referencia
10070

MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo dieciocho: Museo Thyssen Bornemisza
Lo Oculto 7
Viernes, veintiocho de Julio de dos mil veintitrés

“El retrato de un ser amado debe poder ser no sólo una imagen a la cual se sonríe sino también un oráculo al que se interroga”. Francis Bacon
Ni que decir tiene que, para mí, Bacon es uno de los grandes. He escrito sobre él en este diario varias veces, especialmente cuando visité la exposición del Museo del Prado, en los primeros meses de dos mil nueve. Se expusieron 78 obras que me dejaron hondamente impresionado. Se puede ver una de sus obras, cualquiera, como la que traigo al diario hoy, y soportar el impacto seco que supone enfrentarte a ella; pero ver casi cien un intervalo de tiempo de una mañana es una experiencia sobrecogedora e inolvidable.
A este artista total le influyeron muchos hechos capitales del siglo XX, tanto artísticos como sociales; así como históricos. Entre sus fuentes de inspiración más notorias está Picasso, el surrealismo, la guerra mundial; pero, sobre todo, diría el destino trágico del ser humano, que explicita en figuras distorsionadas, descoyuntadas, desgarradas. En ese sentido me parece un pintor más trascendente que Picasso porque para él la vida contenía un pozo de amargura y desesperanza del que creo que carecía Picasso, artista más epidérmico, inmediato y dionisiaco.
También el surrealismo tuvo sobre él un ascendiente importante que se puede rastrear a lo largo de toda su obra.
Era un pintor, por encima de todo emocional, o tal vez existencial; pero, sobre todo, diría, de un expresionismo brutal; aunque, en realidad, las etiquetas importan poco en este intensísimo artista. Cuando un creador desborda las pequeñas acotaciones históricas es que está ya en otra dimensión.
No soy un especialista en Bacon, no he leído ninguna biografía o ensayo sobre él, aunque sí un largo diálogo con David Sylvester, intermitente entre 1962 y 1974, que ya apenas recuerdo. Sé que pasaba largas temporadas en Madrid, donde precisamente murió en 1992, a los ochenta y dos años. Tampoco sé cómo vivió su homosexualidad, en una época en la que eso no era precisamente fácil.
Podría seguir desgranando aspectos de su vida y su obra, pero ni sería interesante ni tendría sentido aquí, ahora…
La Fotografía: Retrato de George Dyer en un espejo, de Francis Bacon (1968).
Francis Bacon conoció a George Dyer en 1963 y mantuvo con él una larga e intensa relación amorosa. En 1971, dos días antes de la inauguración de la retrospectiva de Bacon en el Grand Palais de París, Dyer fue encontrado muerto de una sobredosis de drogas y alcohol en el cuarto de baño del parisiense Hotel des Saints-Péres. Un íntimo amigo y biógrafo de Bacon, Michael Peppiatt, ha escrito que después de la muerte de Dyer observó que pinturas como ésta habían adquirido un -carácter premonitorio- Dyer está sentado en una silla giratoria frente a un espejo. Como observa Peppiatt, “se vuelve con tal violencia que sus facciones se proyectan en el espejo como una máscara desgarrada, dejando sobre sus hombros sólo el muñón de una cabeza”- Cartela de sala.

 

Pepe Fuentes ·