14 AGOSTO 2023

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Alcalá de Henares, (Madrid)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2023-08-14
Referencia
9752

LOS DÍAS 53
Miércoles, nueve de Agosto de 2023

… Caminaba oyendo Filosofía a martillazos, de Darío Sztajnszrajber, que tanta compañía me hace. No estaría dispuesto a caminar con nadie que no fuera una persona querida o con los duendes listos que habitan en mi móvil. Las personas queridas son pocas y, normalmente, están ocupadas en sus cosas. Mejor, porque son queridas, pero no más atractivas que las que viven en mi móvil, que son más y de conversación más amena e interesante.
Aportaré una prueba bastante concluyente:
Me encontré con un hombre conocido (no forma parte de mis personas queridas e íntimas), que, curiosamente, es el marido actual de mi primera mujer y como yo me llevo bien con todo el mundo (y a todo el mundo le pasa lo mismo conmigo), pues nada, cuando nos vemos hablamos simpáticamente.
Nos preguntamos por la salud, que aparentemente es buena en ambos, pero yo he matizado que mañana cumplía setenta años, y que se hiciera una idea de la dimensión del boquete que se me abría en unas horas (el advenimiento de la era septuagenaria, la última); me contestó que justamente en un mes también llegará él (qué puntería tuvo Carmen con sus maridos, los eligió de la misma edad). Él, que por lo que sé, es un hombre práctico y muy positivo (Carmen, mejoró con él, sin duda), además de un poco filósofo del emprendimiento constante, me dice que la edad es relativa, que lo importante es la actitud y las ganas de vivir (ya empezamos con las tonterías, pensé para mí).
No tenía ningún problema en asentir a eso, pero no pude reprimirme y contesté: -y de qué coño sirve la actitud sin el cuerpo, que ya no sirve para casi nada-.
Evidentemente no estábamos en la misma onda.
Sin embargo, coincidimos en que debíamos cuidarnos.
Él me dijo que lo peor era el abandono mental, que era lo más frecuente entre personas de nuestra edad que conocía y también las frecuentes depresiones que nos acometen a estas edades nuestras. Parecía que, en nuestra conversación, plagada de lugares comunes, nada chirriaba.
Yo, me animé y dije: -sí claro, es que la combinación de vejez y depresión son necesariamente letales, de insoslayable y más que razonable suicidio-.
Él también se vino muy arriba y dijo: –sí, pero lo que no se explica es el suicidio frecuente entre los jóvenes que lo tienen todo
-Ah, bueno, eso, dije yo, muy suficiente, como si verdaderamente supiera de lo que hablaba: –lo tienen todo menos un sentido para su vida y no lo pueden soportar-.
Lo que empezó a ser insoportable era nuestra accidental y breve conversación existencial, por lo que me despedí amablemente de ese hombre en el acto. Se montó en su bicicleta y siguió pedaleando. Yo volví caminando acompañado de la Filosofía a martillazos, mucho más excitante, donde va a parar, y a escribir sobre estos asuntos del vivir tontamente…
La Fotografía: Un bello ciclista montado en una maravillosa bicicleta que pedalea y avanza, encogido pero firme, eludiendo la resistencia del viento adverso, del tiempo esquivo pero finito, y el destino fatal. No ganará la carrera porque a estas alturas de la edad ya nadie es un ganador de nada, aunque sea un héroe universal porque luchará hasta su último aliento contra todo lo que se interponga en su destino y el inconveniente de haber nacido (eso, a priori, y que yo sepa, solo me es aplicable a mí).

Pepe Fuentes ·