DIARIO ÍNTIMO 69.3
Miércoles, nueve de Agosto de 2023
… A ver, querido septuagenario, volvamos a hablar del amor y de tu deseada novia argentina: mira, tendrás que saberlo ya, argentina, argentina, no vas a encontrar; aunque hayas tenido no hace mucho una relación más o menos íntima con una mujer del cono sur americano, pero no era argentina y por eso, tal vez, no funcionó del todo.
Las mujeres que ves en las páginas de contactos virtuales no te hacen ni puñetero caso, y lo que es peor, septuagenario mío, nunca te lo harán.
Ellas están en otra cosa: están trabadas a la posibilidad, a la ensoñación con príncipes azules que habitan en su memoria de juventud; pero jamás aceptan o asumirían que esa artificiosa ilusión se personificara en un septuagenario con achaques y que ande despacito, como tú. Ellas no viven la posibilidad real, tan solo fantasean porque vivir en la práctica y consecuentemente para lo que se exponen virtualmente, sería una puta miseria incomparablemente peor que su irresponsable espejismo, y lo es en la medida de que no asumen su momento vivencial, de viejas también. Ellas buscan lo que les falta: sueños que puedan encarnar en hombres inexistentes porque ya están todos lamentablemente envejecidos, como sus ilusiones. Están abocadas a la frustración, pero lo que no sé es si lo saben; por eso nunca podrás encontrarte con ellas, querido amigo. Debes olvidar ese tonto asunto de la virtualidad.
Por cierto, sé de buena tinta que tienes experiencia acumulada y datos que te permitirían escribir largo sobre el anhelo amoroso virtual en la edad tardía, que no existe; en realidad lo único con lo que contáis todos los viejos que pululáis asustados e inútiles en esos lugares de desencuentro, en este momento vivencial tan peligroso, es, tan solo, soledad y silencio. Sé que tú lo sabes, aunque lo olvides todos los días; pero ellas no, o sí, y juegan a lo mismo que tú: al imposible continuo. Así que, ¡¡¡olvídate de la novia argentina…
La Fotografía: …Campo de pantallas ciegas y mudas y sordas y rotas; y un ser desorientado: no hemos salido de un determinado espacio tiempo de enero de dos mil veintidós. Conocía la presencia de las pantallas que le rodeaban, pero en ese momento no le preocupaban. No eran una amenaza todavía, pero intuitivamente, se mostraba inquieto por su cercana y ominosa presencia. Lo peor estaba por llegar. Decidió alejarse y pasar inadvertido para así eludir las emboscadas que se escondían detrás de esos estúpidos artilugios y que premonitoriamente adivinaba…