20 AGOSTO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Feria de arte Arco 2023. Madrid (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 5000
Fecha de diario
2023-08-20
Referencia
3896

DIARIO ÍNTIMO 69 y 5
Miércoles, once de Agosto de 2023

… Alguien que lea esto, y yo dentro de poco tiempo porque ya no me acordaré (es lo que tendrá la era septuagenaria, el olvido rápido de las cosas), no entenderá bien lo que quiero expresar y retener con este lío de las pantallas-trampa.
Bien, es sabido que los viejos que todavía aspiramos a algún tipo de vida amorosa y sexual, tenemos que refugiarnos en la irrealidad virtual e intentar creernos, a través de lo que vemos asomándonos a las dichosas pantallas, que lo que allí sucede es verdad y que las personas (como yo, que también ofrezco mis propósitos e imagen), somos opciones posibles. Es una cuestión de fe, que no sé si de verdad (tendría que preguntar a Darío Sztajnszrajber, mi filósofo consultor de cabecera).
Bien, paso a relatar un cuentecito que ilustra todo el argumentario que me traigo entre manos estos días y que me ha sucedido a lo largo de un par de horas (periodo de tiempo asombroso porque todas las movidas de las pantallitas no suelen resolverse nunca: o ni siquiera llegan a suceder).
A las 13:30, cuando he bajado a comer a la cocina, he abierto la pantalla del Ipad y ha aparecido la fotografía de una mujer realmente atractiva, de 61 años muy bien llevados (era de provincias); un caramelo, que diría mi amiga Carmen; o un caramelo que hay que desenvolver (acción de alto riesgo, no apto para aprensivos) que diría mi amigo-hermano Armando. La edad de los hombres con los que estaba dispuesta a relacionarse, como máximo era de 68, y dado que tan solo yo estaba caducado en dos años, pero conservado a temperatura de congelador, me he animado a seguir mirando el perfil de esa mujer, que me ha resultado algo pretencioso, pero no idiota (luego cambié de opinión):
“Soy una mujer sincera, apasionada, culta, divertida, leal y empática. Me siento a gusto con personas que se atreven a ser ellas mismas y que no aparentan lo que no son”.
Además, incluía un mensaje de voz para sus posibles pretendientes, con voz susurrante, incitadora y comercial (de vendedora):
“Me encantan las conversaciones con sustancia, hablar sobre temas de lo más diversos con profundidad. Supongo que soy una persona muy extrovertida, pero que con el paso de los años me he ido haciendo cada vez más seguidora de la soledad, me reconforta la soledad. ¿A ti también?”
Bueno claro, lo de la soledad, asunto tan querido para mí ha terminado de cautivarme, y me he dicho, yo a esta mujer la escribo ahora mismo, faltaría más:
Hola, (x), acabo de ver tu perfil y me ha encantado, también tu voz y lo que dices en la grabación de audio. No te propongo nada, a pesar de que estoy seguro de que existen afinidades entre nosotros, por dos razones: creo que tengo dos años más de lo que admites como límite de edad (ayer fue mi cumpleaños, precisamente) y por otro, porque estoy cansado de no recibir respuestas (tampoco escribo mucho); no obstante, recibiría con gusto un mensaje tuyo. Que todo te sea propicio y bonito”.
Está bien mi mensaje, ¿no? Yo creo que sí.
Su contestación, tan solo dos horas después:
“Muchas gracias, Pepe, por tu amable nota. Felicidades por tu cumple, yo también soy Leo y los cumplí el 3 de agosto. Sí, te veo un pelín mayor para mí porque soy muy enérgica y vital y creo que sería mejor alguien un poco más joven que yo para que pueda aguantar mi ritmo. Sea como sea, te deseo mucha suerte en tu nuevo año, alegría y ojalá que amor también”.
Lo jodido del asunto es que ya no se qué opinar sobre nada de lo que pasa en las dichosas “pantallitas”, por lo que no sé si lo que dice esta mujer está bien o mal, si me tengo que enfadar o reír. Ella sigue siendo pretenciosa porque se atribuye una desbordante energía a la que ni siquiera un hombre más joven  (60 años tal vez) llegaría, por lo cual, yo, con diez más, iría detrás trotando con la lengua fuera y suplicando agua y descansos (en la horizontalidad sexual mejor ni pienso porque seguro que haría el ridículo).
Todo lo que presupone esta mujer es mentira, tan solo quería darme puerta.
No obstante, no puedo censurarla por la sencilla razón de que he sido yo el que me he metido imprudentemente en su pantalla. De todas formas, aunque el asunto no me enfada ni mucho menos, su energía abrasiva la ha hecho perder la elegancia y delicadeza, si es que alguna vez la tuvo.
Mi innecesaria contestación a la que no tuve respuesta ni falta que hacía:
“Gracias por contestar. Felicidades y suerte también para ti”.
Fin del cuentecito.
Y todo así de tonto, pueril y estéril…
La Fotografía: Mujer que se ha subido a la altura de su ego y una vez allí se ha sentado tranquilamente a adorar sus energías y cautivadoras capacidades, y a cuestionar las de los demás, especialmente hombres. El único problema, me parece, mirando atentamente la imagen, es que bajo su culo no hay nada, solo el vacío, pero claro, acrítica como parece, de eso ella no se percatará nunca.

Pepe Fuentes ·