25 AGOSTO 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Mi casa
Soporte de imagen
-DIGITAL 640
Fecha de diario
2023-08-25
Referencia
10009

DIARIO ÍNTIMO 73 y 2
Martes, veintidós de Agosto de 2023

… Hablamos con el director de la clínica y cirujano que había intervenido a Nuestro Charlie. En un tono correcto, aunque áspero, en todo caso profesional (no necesitábamos otra cosa), nos dijo que en el entorno de los órganos cercanos al bazo no había visto que hubiera nada sospechoso de metástasis, que se encontraba muy limpio; no obstante, y ahí vino la mala noticia, el tumor había empezado a calcificar, síntoma inequívoco, al parecer, de la malignidad del tumor. No fuimos capaces de articular palabra. Quedamos anonadados porque habíamos pensado seriamente en que sería benigno. De cualquier modo, hasta casi dentro de un mes no tendremos los resultados del análisis patológico del bazo. A partir de ahí se abrirán distintas variantes, pero no sabemos cuáles. Quizá tratamiento de quimioterapia, o nada; o no sé. Prefiero, por ahora, suspender las especulaciones y cuidar, junto con Naty, el postoperatorio de Mi Charlie.
Empezamos mal. Volvimos a casa en torno a las dos de la tarde. Mi Charlie salió de la clínica con la campana en el cuello para proteger la herida de la tripa y prácticamente inconsciente. Odia ese artilugio.
Comimos. Naty se marchó y me quedé hasta el día siguiente con Mi Charlie. Le quité el dichoso cono para facilitar que pudiera tumbarse y descansar. Se resistió porque tumbado le dolía la herida y prefería quedarse haciendo la estatua: de pie sin moverse.
Lo muchísimo peor vino después, cuando intenté ponerle nuevamente la campana.
El resto de la tarde noche no lo pasó bien y la noche peor, caminando o de pie sin apenas tumbarse.
La Fotografía: Ante la campana, reaccionó retorciéndose, gruñendo y alejándose de mí. Tuvimos un pequeño forcejeo y de pronto empezó a recular compulsivamente hasta que llegó al borde de la sala, justamente donde se abre el vacío al nivel inferior y se cayó al vacío.
Entré en pánico: bajé corriendo porque temí lo peor, desde la rotura de una pata o que se abriera la cicatriz de la operación o que hubiera rotura de alguna de las suturas que le hubieran hecho por dentro. La situación era espantosa. Cuando llegué junto a él estaba tan campante moviendo el rabo como si nada. Mi Charlie es de goma, nada puede con él, y me gustaría pensar que tampoco el maldito cáncer lo hará.
En la imagen se puede apreciar la tremenda altura desde la que cayó (desde la banasta del cuadro inferior hasta el pie del ficus).

Pepe Fuentes ·