DIARIO ÍNTIMO 74.1
Viernes, veinticinco de Agosto de 2023
Retomo donde dejé (entrada del veinte de este mes) este escabroso y estúpido asunto de las mujeres desconocidas.
Venga, una o dos entradas más y ya dejas de hablar de este asunto tan liado, que cuando empiezas no sabes cuando terminar.
En los contactos virtuales y a ciegas busco algún tipo de relación con mujeres en un entorno de edad de entre 58 y 62 años, más o menos. Es igual lo que haga, de una de la que hablé hace unos días ya me dijo que era viejo y todas las que no me contestan es porque piensan lo mismo.
Hoy me he mirado este asunto y me he dicho: -pero bueno, tío, porque buscas mujeres viejas (como tú), si a ti ni la vejez ni las mujeres de esa condición te gustan- (yo tampoco me gusto). No he sabido responderme.
Me rompe las pelotas este asunto, que diría Sztajnszrajber.
Tendría que dejar de comportarme como un viejo, por muy viejo que sea, y atender a algo más connatural a mí, como son mis auténticos gustos. Me gustan las veinteañeras (menos) o treintañeras, y ya en el colmo de la indulgencia (conmigo), las de cuarenta; pero de cincuenta o sesenta, de ninguna manera.
Como no salgo de mi casa y, además, no tengo vida social, aprovecho cuando voy al Super o al lugar de las copas de los sábados noche alternos, para mirar y evaluar mujeres en vivo (hoy, por ejemplo), y si veo una mujer en la cuarentena avanzada (o más) que no sea horrorosa, me pregunto: ¿te lo montarías con esa mujer en plan sexo loco? La pregunta me sobresalta y azorado me respondo: -de ninguna manera, imposible-.
Sí, ya sé que al otro lado habrá alguien que pueda decir: -pero dónde vas tú pretendiendo relacionarte con mujeres treinta o cuarenta años más jóvenes-
A ninguna parte claro, lo admito, pero otra cosa, no me mola ni me atrae ni me enrolla ni nada de nada.
El otro día me decía un amigo: -deja ese asunto de las mujeres de la adultez tardía (50 y 60), todas paradas, porque no te aportan nada-
Tuve que reconocérselo, pero también le maticé que era una ventana abierta al exterior y que, aunque no sucedía nunca nada, el bajar la persiana supondría vivir en la celda de un monje de clausura o en la columna de un eremita.
Objetivamente tenía razón él, claro, porque parecen todas muertas en vida, diciendo cosas como: solo quiero amistad; nada de un rollo para un rato; conocer gente y si a largo plazo surge algo, pues sí; y todas así, asustadas y disuasorias. Y, además, todas pasivas, todas mudas, todas ciegas ¡¡¡menudo plan!!!
Por si fuera poco, las muy prepotentes e ingenuas mujeres, con esas prevenciones quizá piensen que son objeto de locos y lúbricos deseos sexuales de los hombres. ¡¡¡Ya es alucinar!!! Conmigo que no cuenten.
O tal vez me equivoque, y todas sean objeto de demandas masculinas (no tengo ni idea). Las cosas se entienden mejor con ejemplos, veamos:
Una mujer de 62, que según sus fotos de perfil no está ni bien ni mal, sino todo lo contrario, lo que es muy sospechoso; dice que solo admite relación con hombres de hasta 54, y en su perfil de búsqueda establece sus condiciones, claro que sí, por qué no: “Lo fácil aburre, lo difícil atrae y lo imposible obsesiona……..ahh y el que solo busque echar un polvo que pase a la siguiente. Gracias. Por favor si a alguien le intereso que tenga foto…..esto ya es difícil de por si, por lo tanto me gusta ver con quien hablo….gracias a todos por vuestra comprensión. Besosssss……”.
Esta mujer, escribiendo tan mal como lo hace, no parece especialmente valiosa, pero, eso sí, goza de una desconexión con la realidad que probablemente le permita ser feliz. Me pregunto: ¿podrá follar todavía o estará más reseca que una salazón? Lo digo por lo de echar un polvo con ella porque todavía se siente ardientemente deseada, como mínimo, por hombres ocho años más jóvenes que ella. Alucinante testimonio y no es el único, un alto porcentaje de mujeres se mueven en esas exigentes coordenadas. ¡¡¡alucinante!!!
Reflexiono: si esta mujer pide lo que pide es por algo, probablemente porque hay hombres dispuestos a hacer lo que ella desea (esos son los esquiroles de género) ¡¡¡alucinante!!!
Vuelvo: Y entonces, que harás, me pregunté y me contesté: explorar otras opciones más prácticas. Ya está. ¿Y cómo? Y yo qué sé ahora. Ya se me ocurrirá algo. Joder, tío, no me agobies.
La Fotografía: Una imagen metafórica de mujer que no ve, no habla, no oye, no siente, salvo el miedo. Así es como percibo ahora al mundo femenino. También, como íntimas enemigas.