27 AGOSTO 2023

© 2017 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2017
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ACROS 100 (50)
Fecha de diario
2023-08-27
Referencia
4678

DIARIO ÍNTIMO 74 y 2
Viernes, veinticinco de Agosto de 2023

“Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo”. Antonio Porchia
…Aunque vuelva en cualquier momento, si es que toca, ahora, con el mes voy a cerrar el asunto de las mujeres imposibles que, para mí, aparte de entretenerme en mi sofocante y aburrido verano, son un estupendo e interesante observatorio social y psicológico.
Como en cualquier otro colectivo social habitan los seres peores, los miserables. Personas de mala entraña, que, en este medio, solo pretenden abusar y burlarse de los bienintencionados. Se dan todo tipo de patologías y comportamientos perturbados, desde los que buscan beneficios personales (supongo que hasta estafas); hombres y mujeres aburridos que utilizan estos soportes para entretenerse a costa de los demás; o lo que es peor todavía, deficientes morales que creen que el anonimato valida cualquier comportamiento, por execrable que sea. Se dicen: si soy anónimo, si no existo con mi verdadera identidad, no tengo ninguna responsabilidad (penal, no, claro; pero moral, la máxima imaginable). Es más, su más que probable esquizofrenia puede que los lleve a pensar que, si hacen lo que hacen con otra identidad, son inocentes. Las víctimas se merecen todo el daño por débiles que se dejan engañar, deben pensar (patología peligrosa). Urden planes con la más aborrecible estrategia que pueda imaginarse: abusan con total impunidad de la confianza de personas de intención sincera y honesta de las que se burlan, se esconden y ríen. Son arteros, venenosos y cobardes. Un puto asco de gente de mierda. Lo más increíble de todo es que no obtienen beneficio alguno más allá de agredir emocionalmente a los demás gratuitamente, simplemente porque sí, porque pueden. Y, lo que es peor todavía, si cabe, sus víctimas somos gentes que confesamos carencias emocionales, sentimentales o sexuales y por lo tanto merecedores de un respeto reverencial. Pues no, para esas despreciables gentes somos un acicate que les proporciona motivación extra.
A estas alturas, alguien se puede preguntar por alguno de los modus operandi; bien, es tan sencillo que cualquiera puede hacerlo, por muy imbécil que sea (que lo es), solo se necesita un alto grado de vileza:
a) robo o apropiación de fotos ad hoc de personas atractivas (es sencillo, virtualmente en internet).
b) adquisición de una tarjeta sim prepago (en torno a 10 € mes, creo).
c) una cuenta de correo (gratuita).
d) alta en una página de contactos (no se requieren condiciones especiales, todo el mundo tiene acceso sin más, en torno a 10 € mes).
Por 20 € mes lo tienen todo. A partir de ahí a disfrutar como niños a todas las horas del día o de la noche: lanzan un perfil super atractivo, el que les salga de las narices, y a pescar ingenuos. En torno al incauto atrapado crean una trama de mensajes amorosos seductores y trascendentes y le retienen con promesas eternamente diferidas, que, claro, nunca se cumplirán porque la persona real tan solo existe como perversa urdidora de expectativas que luego frustran y que son para los desalmados causa de mucha, mucha risa. Gran jolgorio para el hijo o hija de puta de turno; y mucha lástima para las víctimas, a las que joden vivos.
Y por qué lo sé, sencillo, en algo más de un año me lo ha hecho tres veces la misma persona con perfiles simulados. La nefasta santísima trinidad. El que haya sido la misma persona tiene eximentes o agravantes para mí, me pregunto, no lo sé, pero ahora me da exactamente igual. Solo deseo que la narcisista perversa sea mil veces maldita y que no me vuelva a suceder. Lo más curioso de este triste asunto es que esa persona, realmente, jamás tuvo interés hacía mí, salvo como víctima y objeto de escarnio, que para ella era satisfacción. Para personas así, nadie tiene valor o importancia si no como recurso que agrande su insaciable Ego. En mi defensa diré que soy crédulo y con una tendencia (anti) natural a confiar en la gente (necedad por mi parte) y que, mientras estás en un sitio de estas características no es fácil detectar cuando pretenden humillarte porque sí; sencillamente porque son sitios en los que por definición confías. Si no fuera así no estarías y porque desde una perspectiva honesta y  respetuosa no concibes que alguien actúe como no les gustaría que actuaran con ellos. Salvo los anormalmente educados.
La Fotografía: Las víctimas, amontonadas en el olvido y el escarnio.

Pepe Fuentes ·