DIARIO ÍNTIMO 76
Sábado, nueve de Septiembre de 2023
Charlie y yo nos hemos levantado a las siete menos cuarto. A las ocho y media hemos salido a pasear, como siempre. Charlie, a pesar de la amenaza (posible tumor maligno susceptible de derivar en una metástasis devastadora), se mostraba como siempre, con una apariencia saludable, sin ningún síntoma.
A partir de que le hicieran una ecografía y le detectaran una masa tumoral en el bazo hemos recibido todo tipo de malas impresiones de los veterinarios: calcificación del tumor (síntoma inequívoco de su malignidad), posible administración de quimioterapia (no recomendable) y esperanza de vida de entre dos y seis meses, y todo de ese tenor.
Si nos quedábamos con esa información no habría solución para Nuestro Charlie.
Curiosamente, después de la primera semana (le extirparon el bazo el 22 de agosto), tanto Naty como yo dejamos de preocuparnos gravemente. En nuestro fuero interno, intuitivamente, estábamos convencidos de que a nuestro perrito nada podía pasarle.
No había razones objetivas para pensar así; salvo que éramos nosotros quienes convivíamos con él y de ese contacto diario no se desprendía en absoluto ninguna impresión de enfermedad. Para nosotros era un perrito sano y así se comportaba. Tal vez, pensábamos así porque era lo que deseábamos y los deseos también juegan en la vida, o eso quiero pensar.
A la vuelta del campo, un poco de cocina rápida y sencilla.
Luego, al estudio.
A la una recibí una llamada: era de la clínica veterinaria. Me puse nervioso porque no era una llamada programada ni esperada (el diagnóstico del laboratorio de patología no lo esperábamos hasta diez días después.
El tono de voz del veterinario, antes de decirme el resultado del informe, era tranquilo e incluso feliz. Respiré porque era un estupendo síntoma, y efectivamente me confirmó que el tumor de Mi Charlie no era maligno:
Diagnóstico: Mielolipoma.
Pronóstico: Favorable. El mielolipoma es un tumor benigno de rara presentación y origen desconocido, descrito en perros, generalmente de 9-10 años, gatos y algunas especies exóticas, que se diagnostica generalmente de forma incidental.
Mi Charlie ¡¡¡Curado!!!
Grandísima alegría. Mi tono vital empezó a subir y subir. Me sentía eufórico. Llamé inmediatamente a Naty que lo celebró tanto como yo.
Él lo supera todo: varias enfermedades graves a lo largo de su vida, desde una Meningitis autoinmune cuando tenía meses, dos caídas al menos desde una altura considerable, sin daño, una Pododermatitis de la que está muy restablecido.
¡¡¡Genial!!!
La Fotografía: Charlie Brown I, El Inmortal.