LOS DÍAS 58.1
Miércoles, seis de Septiembre de 2023
“El valor de una obra se mide por la suma de los intercambios intelectuales generados: estéticos, políticos, filosóficos, metafísicos, sin duda estéticos. La abstracción, esa quintaesencia de la pura forma o de la forma pura, realza el decorado. Es raro que contenga un mensaje político o militante. Repolitizar el arte (no con un arte político, en el sentido militante del término) exige la introducción de un contenido capaz de producir un comportamiento comunicacional, según la expresión de Habermas”. Michel Onfray (La fuerza de existir).
Parece mentira, pero hoy me he levantado de buen humor (tocaba corcho flotando, pero a priori de eso yo nunca me entero hasta después). He subido al estudio y me he puesto a escribir como loco (de eso tampoco sé hasta que no lo dejo). He desayunado (lo de siempre), he cogido la cámara y he decidido subir a la ciudad a darme una vuelta y ver un par de museos.
El primero elegido: El Museo del Greco, pero se encontraba cerrado por los efectos de la dichosa Dana. No sé, lo mismo tenían goteras y se les habían mojado las pinturas y las estaban secando al sol, ahora que ya no llueve.
De ahí me he ido al Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha. Colección Roberto Polo, situado en el antiguo Convento de Santa Fe, construido sobre antiguas ruinas musulmanas del antiguo recinto de al-Hizam.
Me encanta ese edificio y las remodelaciones que han realizado a partir del antiguo Colegio de las Ursulinas, cerrado en 1973 (se dedicaron cien años justos a maleducar niñas).
Maravillosos espacios expositivos con vistas a patios interiores y claustros.
En la entrada me recibió un señor de aspecto pulcro y cortés (traje azul y corbata). Me preguntó educadamente si conocía el museo (dije que sí, claro) y me llevó amablemente a la consigna donde me indicó que dejara una riñonera que llevaba en la cintura (yo no iba tan elegante como él) …
La Fotografía: Una de las primeras salas que me encontré. Me puso muy contento porque la obra pictórica del fondo me pareció muy estimable, en conexión estilística con el expresionismo alemán de la segunda década del siglo XX, pero es que, además estaba bien colgada con un primer plano de una lápida de una insigne monja de la orden de las Comendadoras de Santiago. Apenas he encontrado información en internet sobre la enterrada, salvo que al parecer gestionó el convento impidiendo su cierre a finales del siglo XIX. El conjunto, tan contrastado, me pareció sugerente y magnífico. Fusión estimulante entre tiempos ya muertos. Me dije, quizá todo sea mucho mejor de lo que imaginabas cuando venías.