2 OCTUBRE 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Salamanca (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 51.200
Fecha de diario
2023-10-02
Referencia
10116

LOS DÍAS 65 (bis)
Jueves, veintiocho de Septiembre de 2023

… En esta semana (volví el sábado de la anterior, por la noche), no tengo ni idea de lo que ha pasado. Creo que ayer fui a ver a Mercedes, mi doctora de cabecera (hacía tiempo que no la veía), no es amiga mía, ni mucho menos, pero me cae bien porque es sonriente y casi tan vieja como yo. Por cierto, se asombró mucho cuando supo que yo ya pertenezco a la Era Septuagenaria (ella debe estar en la Sexagenaria); al parecer, según ella, no aparento tanta edad, me lo tomé como un cumplido y se lo agradecí porque me puso de buen humor.
Le pedí unas recetas para ajustar algunas partes de mi cuerpo que no están a punto.  Me las hizo y bromeamos un poco sobre la conveniencia de tener sexo semanal o no (mis recetas tenían que ver con eso). Le confesé que no practicaba la sana costumbre del “sábado, sabadete” que ella mencionó, porque por cuestiones logísticas no podía, es decir, ni mucho menos tengo a personas del género de mi elección para esos menesteres, es decir el femenino, a mi disposición todos los sábados, pongo por caso (o yo a disposición de ellas), por lo que tengo que resignarme a una abstinencia obligada (ellas también tendrán que resignarse a mi incomparecencia en sus camas). Empatados todos ¡¡¡pues qué bien, maldita sea!!!
Luego fui a una nueva peluquería (el peluquero anterior ha decidido expulsarme de su cartera de clientes y no sé por qué, porque me parecía un tipo simpático, ya no, claro). La nueva me ha parecido muy bien, la peluquera (atención al dato), ha hecho un buen trabajo en mi cabeza, y por si fuera poco me cayó bien (en todos los sentidos). Volveré, por supuesto.
A mediodía vino Naty a arreglarme la cuenta de correo que había volcado caprichosamente. A cambio la invité a comer.
Por la tarde apenas si hice nada de provecho porque no me apeteció (tengo que ponerme a trabajar el relato del viaje recién terminado, de una puñetera vez). Luego, vino mi amigo Ángel, a las seis y media, para ver juntos el aburrido partido del Real Madrid de todas las semanas. Menos mal que miramos poco el fútbol y a cambio charlamos mucho, entre otras cosas, de lo viejos que vamos siendo ya (a él le quedan cinco para la Era Septuagenaria), le iré abriendo camino porque tendré más experiencia. Pedimos una pizza que compartiríamos los tres (también Mi Charlie), que salió a la terraza a vigilar la llegada del pizzero, que nunca llegó: al parecer se había fugado con nuestra pizza, según nos dijeron donde la pedimos, menos mal que no la habíamos pagado.
Por lo demás, estuvimos de acuerdo en todo, a saber: nos gustan las mujeres jóvenes y no las viejas (como nosotros), por eso tenemos tan poco sexo; en política, como siempre, acuerdo total: detestamos la insufrible dictadura de la corrección política, la nefasta, traidora y destructiva progresía actual; los malditos nacionalismos y otras muchas cosas más. Mi amigo y yo no somos revolucionarios, pero sí rebeldes, aunque contemplativos porque ya somos personas mayores. Ahora, mejor, ver el espectáculo y morirnos de risa (yo), pero no mi amigo porque está muy enfadado (no me preocupa porque se le pasará, como a mí).
La Fotografía: La buena gente (supongo) mayor haciendo turismo (como yo), en cualquier claustro de la ciudad de Salamanca. Dado el cariz que ha tomado la entrada de hoy (cuestiones sexuales), al margen de mi voluntad (las entradas, a veces, se escriben solas), me pregunto, observando la fotografía: ¿estas personas tendrán sexo, o ya no? (como yo). Pero, voy más allá todavía: ¿cómo es el sexo de los viejos? No hace mucho tiempo, una mujer, después de una satisfacción plena por parte de ambos, creo recordar, cometió la indelicadeza (ella era así, las mujeres son así) de decirme que había satisfecho la curiosidad de saber cómo sería el sexo con un hombre mayor. No la contesté, para qué (a partir de una cierta edad la reeducación es imposible). De lo que no se había enterado todavía es que ella también lo era (aunque no tanto como yo). Entonces, no se lo dije porque yo era estúpidamente considerado con las mujeres y con todo el mundo. Ahora sí,  ahora se lo habría dejado muy claro.

Pepe Fuentes ·