LOS MICROVIAJES: acercamiento a Pablo Picasso (5)
Sábado, quince de octubre de 2023
… Mi segunda parada Picassiana era un espectáculo circense, en el Circo Price, titulado: Picasso (rey, monstruo y payaso). “Un retablo donde el artista se desnuda y disfraza al mismo tiempo… una puesta en escena tan cuidada como divertida, con alguna pincelada de alegre melancolía” (eso y alguna cosa más decía el folleto introductorio de la obra).
Esta compañía circense, con la mejor voluntad, articularon el espectáculo a partir de una serie de personajes clave en la vida de Picasso, además de él mismo: Ramón Gómez de la Serna, Apollinaire, algunas de sus mujeres (todas dolidas por el supuesto abandono del artista); y en su evolución artístico-temporal, alguna de las épocas significativas de su carrera. Amigos, mujeres, mitologías, verdades y mentiras, se mezclan en clave de humor. El aspecto más brillante de la representación se sostuvo en números musicales percusivos, pegadizos, rítmicos, que fueron un desahogo para un guion prendidito con alfileres. Olvidable pero entretenido el asunto circense.
Siempre he pensado que los grandes personajes de la historia dan para crear grandes obras teatrales, y de hecho así ha sido en muchas ocasiones (Reyes ingleses de sino trágico, por ejemplo); pero obras creadas a partir de biografías y obras de artistas plásticos, ahora, no me viene ninguna a la memoria (alguna habrá, seguro), salvo personajes de ficción o socialmente identificables como arquetipos y que han permanecido en el repertorio recurrentemente. Picasso, dada la complejidad de su mundo creativo en evolución permanente, unido a una tumultuosa biografía, sería una fuente de creación teatral tremendamente fértil y prometedora. Se me ocurre, ahora que voy despacio, el lunes por la tarde.
Volviendo a la obra en sí, y quizá, a causa de un acercamiento al personaje en clave de entretenimiento, luz, humor y sonido (números musicales), se pierde y al final no sabes muy bien a qué quedarte. Quizá solo pretendían que pasáramos el rato y que viéramos a Picasso como un clown con talentos diversos. No sé. Aunque, tengo que reconocer que la obra me entretuvo, sobre todo porque iba entregado de antemano ya que era mi tarde de acercamiento a Picasso. Y, además, esa tarde no tenía nada mejor que hacer que precisamente lo que hice…
La Fotografía: Delante de las narices de la fila donde me encontraba había una molesta barra de hierro que dificultaba la vista del escenario. Delante, público asistente al espectáculo. La dichosa barra propició un contacto casual inesperado (lo contaré mañana).