30 OCTUBRE 2023

© pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Fecha de diario
2023-10-30
Referencia
8927.1

LOS DÍAS 71
Lunes, veintinueve de Octubre de 2023

Ayer (día de fiesta), asepsia total y absoluta. Día blanco, negro o gris. Más bien eso, gris tirando a bastante oscuro. Soy pura zona de sombras que no levanta ni el Capture (programa de revelado digital).
Hoy no sé.
Por la noche vi un clásico del cine judicial, de juicios ganados, quiero decir. Me gusta mucho este género porque a partir de los enfrentamientos dialécticos se decide la culpabilidad o inocencia de alguien (tarea casi imposible porque somos una cosa y otra, y todo al mismo tiempo). Los alegatos suelen ser apasionados. Pura sofística, tan denostada y admirada en su tiempo. No sé qué pensar. Los moralistas platónicos no gustaban de los sofistas, que vendrían a ser los actuales posmodernos, pero más brillantes.
Yo ahora estoy intentando ingresar en el paraíso estoico, pero no lo consigo del todo porque estoy mal constituido: me rechazan siempre alegando que no estoy preparado. Lo entiendo y asumo porque sé que soy un amasijo desordenado de materia nerviosa sensiblera, sentimental y con tendencia al descontrol. Vamos, una mierda de producto humano, mal hecho de fábrica, pero sin diagnosticar (podría haberme beneficiado de descuentos por minusvalía).
Me esfuerzo todo el tiempo por alcanzar la impasibilidad (pensamiento crítico), como un agobiado jardinero que tiene que podar incesantemente las malas hierbas, los brotes dañinos de la emocionalidad, siempre tendentes al conflicto. El tratamiento consiste, básicamente, en fumigar con una elevada dosis de doctrina estoica con unas gotitas de angostura epicúrea (alejamiento drástico de las pasiones). Hay días que lo consigo, pero otros no. La consecución virtuosa de ese propósito pasaría por erradicar deseos y afectos, ser materia neutra que solo respire, coma, defeque y duerma (por cierto, a propósito de dormir, últimamente el mejor momento del día es cuando me acuesto porque sé que la lucha cesa durante unas horas) ¡¡¡a lo que he llegado!!! Se me da mucho mejor el control de los afectos (falta de ellos) que lo de los deseos (siempre presentes, pero siempre frustrados). Y no, no es que desee algo concreto, simplemente es que Deseo Desear lo posible, aunque carezca de causa y razón. Me parece que un ser deseante o apasionado, desde el más indeseable de los errores, dota a su vida de algo de textura y algún sentido, porque si no, ni eso (que no se enteren los estoicos).
Anoche, en la película que vi ganan los buenos (no tuve ninguna duda en colocarme al lado de los humanistas y justos vencedores en la contienda). ¿Vencedores o vencidos? de Stanley Kramer, con un estupendo guion, una dirección precisa, sublime y unas gloriosas interpretaciones. ¿Y por qué ganaron? Porque les asistía un sentido indubitable de la justicia y la hicieron valer. Así da gusto pasar tres horas, entretenidísimo y sabiéndote en el lado bueno del mundo y la humanidad. Soy, al modo machadiano: “… en el buen sentido de la palabra, bueno”. Aunque, lo único que tengo asegurado con este bendito rasgo de carácter es la falta de risa y el mucho aburrimiento. No sé, a ver si lanzando estos mensajes en una botella consigo que los estoicos me acepten de una vez.
La Fotografía: Cuando la película se acercó al momento cumbre de la sentencia se puso en evidencia la controversia entre lo políticamente “conveniente” (relativo) y la justicia en el estricto cumplimiento de la ley (asunto de candente actualidad para nosotros ahora). Es sabido que en el escenario y época donde se desarrollan los hechos, por estrictos intereses políticos y personalistas se llegó a un número de entre 40 ó 50 millones de víctimas (varios millones de esas víctimas aplaudieron la gracia al principio de todo). Conclusión de la película, de la historia, y del más elemental sentido ético: siempre la buena ley por encima de cualquier valor coyuntural y, sobre todo, personalista, egoísta y vanidoso. Lamentablemente, lo que dice la obra de arte fotografiada (Arco, 2019) es improbable, tendría que decir -la justicia tiembla- Aquí, desde luego que sí.  

Pepe Fuentes ·