23 NOVIEMBRE 2023

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ACROS 100
Fecha de diario
2023-11-23
Referencia
9837

DIARIO ÍNTIMO  85
Domingo, doce de Noviembre de 2023

Anoche salí a explorar, buscaba a alguna mujer con la que tener sexo; no tengo otro remedio que constituirme como acechador porque la condición de presa, que tanto me gustaba, hace tiempo que la perdí.
La peligrosa incursión, por imposible y quimérica, en territorio hostil, no pudo ser más ridícula: pretendía cobrarme alguna pieza mayor tan solo con la sugestión de la mirada y la “apostura” de mi cuerpo. Enseguida me di cuenta que las posibles presas se pusieron todas de perfil a mi paso, o mirando hacia otro lado, sencillamente. Menos mal que no me puse en evidencia porque supe ver lo descabellado de mi aventura, y permanecí instalado detrás de una máscara hierática y un cuerpo ectoplasmático, pero sin aura.
Cuando salgo de mi casa, en plena noche (a deshora), ya sé que no obtendré nada a cambio, pero me digo: -bueno, siempre, como último recurso te quedará una pronta y discreta retirada, que tan bien se te da-
No obstante, tengo que revisar esos tontos merodeos porque nunca salen gratis, a mi edad al menos, porque siempre sales dañado por indiferencias y desdenes. Claro, para mí, la alternativa es la clausura, que por el momento no me basta.
Después de la fase uno, tan lamentable como siempre; me dije: –voy a darme una vuelta por la ciudad-  (me encontraba en la periferia), a ver cómo se movían por allí las aves nocturnas. Eran más de las dos de la madrugada. En una discoteca muy frecuentada, al parecer, por gente de mediana edad, había cola para entrar. Me fijé en los aspirantes al paraíso y eran todos treintañeros. No me arriesgué a intentar pasar no fuera a interceptarme un portero observador y llamara a la residencia (geriátrica) para que viniera un celador a recogerme. Continué dando una vuelta por las calles por las que transitaba a la búsqueda de planes, que me salían en muchas ocasiones; pero claro, hace treinta y cinco años y más. Me invadió la nostalgia y volví a mi casa, sin que nadie me dijera nada (afortunadamente nadie me vio). Se me pasó enseguida la tristeza porque imbécil absoluto no soy.
Hoy, domingo, en la ciudad, y en otras muchas, estaban convocadas manifestaciones contra ese indecente y despreciable dictadorzuelo que nos ha salido como un furúnculo molestísimo y extemporáneo. Y nosotros que creíamos que la venturosa democracia ya la teníamos asegurada; pues no, aquí hay que pelear por ella a diario porque crecen los miserables canallas por doquier. Esta es tierra de dictadores (varios por siglo), así que cuidado.
Me acerqué a la hora H, a la plaza principal, lugar de concentración de enfadados para nada (siempre ganan los malos). Estaba llena de manifestantes bastante motivados, con muchas banderas y todo. Coincidí con Naty y nos acompañamos en el inútil propósito de cambiar la inexorable y fatídica realidad y el curso de la historia que ya nos han escrito. Incluso nos acercamos a la puerta de la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones a seguir la celebración del enfado. Había bastante gente cabreada y gritona.
A mí, en la manifestación tan ordenada me ha llamado la atención que no hubiera jóvenes (de cincuenta para abajo). Todos los que estábamos en la plaza éramos viejísimos. Era lamentable vernos unos a otros, auténticos despojos humanos que nos conocíamos desde mucho antes, pero hacíamos la vista gorda, nos ignorábamos como si no nos viéramos. A los jóvenes les debe dar absolutamente igual el futuro político de su país ¡¡¡ellos sabrán!!! A mí, desde luego sí que me importa una mierda, porque me voy a morir prontito.
Naty y yo, para celebrar nuestro amable encuentro tomamos un aperitivo en un bar del centro. Charlamos de las cosas que todavía compartimos, con buen rollo. Si no nos enfadamos antes, no lo vamos a hacer ahora.
Volví a mi casa a las tres, comí y dormí la siesta (se me da bien dormir).
Luego, por la tarde, se me ocurrieron cosas de interés para incorporar al diario.
La Fotografía: Caracterización de la mujer a la que me habría gustado conocer anoche, pero que no me encontré por ningún lado.
«Aquel que teme al ridículo, no irá nunca muy lejos, ni para bien ni para mal; permanecerá por debajo de sus talentos y, aunque tenga genio, estará condenado a la mediocridad».
Del inconveniente de haber nacido. Emile Cioran

Pepe Fuentes ·