24 NOVIEMBRE 2023

© 1952 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1952
Localizacion
Nicolás Fuentes y Luisa Luján, en su boda
Soporte de imagen
DIGITAL 50
Fecha de diario
2023-11-24
Referencia
8501

DIARIO ÍNTIMO  86.1
(Cinco generaciones de Fuentes)
Un día cualquiera.
Origen de los orígenes (memoria fotográfica
de antes de nacer)

“Hubo un tiempo en que el tiempo no existía… El rechazo del nacimiento no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo anterior al tiempo”.
Del inconveniente de haber nacido. Emile Cioran
Mis padres, esplendidos seres humanos en esta fotografía (y siempre), guapos hasta el mareo y la rendida admiración, firman un acuerdo que solemnizaba la unión en matrimonio para su bien. Pero, como dudoso efecto colateral, trajo consigo la ineludible y deseada para ellos descendencia. Consiguieron su irreflexivo e inconsciente propósito conmigo. Yo y nadie más. Innecesario al menos en lo que me concierne. Así lo veo ahora. Lo que no sé claramente es lo que significó para ellos.
Si ahora tuviera la potestad de elegir, el nacer o no, por la intervención de una prodigiosa máquina del tiempo, ni siquiera tendría que pensarlo, mi indubitable respuesta sería No.
Supe, años después, que mis padres habrían querido tener más hijos, pero fue imposible porque me cupo el dudoso honor de esterilizar a mi madre a mi paso por sus entrañas. Lo lamento por ellos, mis padres, porque se frustró su deseo. Para mí, una suerte, solo me habría faltado para culminar el despropósito compartir en proximidad durante un tiempo la vida y la suerte con hermanos.
He comenzado con una cita de Cioran, de una de sus obras significativas hacia la que siento una gran receptividad; y no, no es que sea consecuencia de una mitomanía alienante, sencillamente porque elegimos a nuestros autores tutelares por algún motivo que habita en nosotros desde siempre. El espíritu o manera de ser y sentir es un constructo configurado no solo por aportaciones externas, sino, también, por la aportación propia en cuanto a nuestras elecciones. Cioran y otros muchos, habitan en mí, no solo porque existieron y crearon, sino, también, porque he sido yo quien los he buscado y elegido por lo que en parte soy yo y ellos y todo al mismo tiempo.
A fin de cuentas, creo que son muchos los padres que llegamos a tener en la vida y no solo los que aportaron sus genes al ser que somos.
Yo, tuve la inmensa suerte de que mis padres, además de hermosos, fueron grandísimas personas y así se comportaron siempre conmigo, insuperables, en la medida de sus posibilidades.
En el dulce noviembre de 1952, en el que probablemente fui engendrado, mis padres siguieron el curso natural de las vidas humanas: nacer, vivir y reproducirse. Todo estaba escrito ya y actuaron tal y como se esperaba de ellos. Fueron absoluta e indudablemente inocentes, solo hay que ver la sonrisa confiada y enamorada de mi padre.
Nueve meses después nací yo y ese fue un hecho fatalmente  innecesario.
No aporté nada especial a sus vidas, ni a corto ni a largo plazo. Ni siquiera yo, ahora, consigo ver el lado bueno de mi vida y la aportación que pueda haber hecho a nadie, ni siquiera a mí mismo.
Ni bueno ni malo, solo bulto.
La Fotografía: Mi madre firma tranquila, mirando al fotógrafo; mi padre la mira a ella, de pie, admirado y contento. Mi tío Clemencio (hermano de mi padre), observa  como testigo lo que sucede; la mujer que está al lado de mi madre sonríe complacida (en todas las fotos en las que aparece ríe y eso debió estar bien para que el clima de felicidad del acontecimiento fuera más expresivo y convincente. Por cierto, no tengo ni idea de quién era; es más, nunca lo supe.

Pepe Fuentes ·