8 DICIEMBRE 2023

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Astorga, Catedral (León)
Soporte de imagen
DIGITAL 102400
Fecha de diario
2023-12-08
Referencia
10170

DIARIO DE VIAJE: a Castilla León Oeste.
Viernes: veintidós de Septiembre de dos mil veintitrés
Día 5.2

… Eran casi las doce y tenía que decidir hacia donde ir y parar. Opté por Astorga (144 Km, nada menos). Me acordé de que tuve una amiga que era de esa ciudad. Ya no es mi amiga. Por cierto, ahora mismo estoy inmerso en un proceso devaluativo de la amistad. Cierre por liquidación del comercio de las amistades. Es una actividad claramente obsoleta en los seres inmersos en la Era Septuagenaria (y un poco antes y después). O dicho de otro modo, en la vejez, ni el amor ni la amistad son posibles, y la causa es sencillita: ya no nos interesa porque suponen esfuerzos para los que no tenemos energías. La posibilidad aburre tan solo de pensarlo.
Me puse en camino oyendo en audible una novela que había empezado dos días antes: Angustia, de Stefan Zweig, que empieza oscura, pero que conociendo al autor, sabía que la luz iría penetrando en los rincones oscuros y todos terminaríamos contentos. Zweig, no podía evitar ser un autor de buenos sentimientos y eso siempre queda patente en sus obras. La novela terminó poco antes de llegar a Astorga, y, efectivamente, mis previsiones argumentales se cumplieron fielmente. No es que fuera un timorato, sino pudoroso y reticente a colocar a sus criaturas en situaciones dramáticas y conflictivas, al menos en las obras de ficción (otra cosa son las muchas y excelentes biografías que escribió, porque en ellas son los biografiados los que decidieron). Disfruto mucho con sus obras, sean del género que sean, porque es un escritor pulcro, fiable, exacto y siempre artista y puro escritor. Hombre bienintencionado que creía tanto en la buena naturaleza del género humano que no pudo soportar que no pudiera ser así y se suicidó. Aunque, las verdaderas razones de un suicida, si es que las hay, nunca se saben, probablemente ni el propio protagonista. Por eso los suicidas son tan fascinantes por enigmáticos: todos guardan un secreto que nunca será revelado.
Conducir de una ciudad a otra, en territorios alejados de mis horizontes habituales, oyendo una buena novela, sin tener que sostener compañías y conversaciones sabidas o cansinas, resulta una experiencia insuperable. Ya no tengo tiempo para viajar de otro modo.
Llegué a la una y cuarto y después de algunas vueltas, aparqué en zona azul del centro. Decidí visitar la catedral, lo primero. No me impresionó, era una más. Me dije: -quizás estás fatigado  de tantas catedrales, iglesias, colegiatas, monasterios, ermitas, claustros y todo tipo de imagenería sufriente– Me di la razón sin sombra de duda: yo me lo guiso, yo me lo como. Y, hablando de comer, a la salida de la catedral dado que tenía hambre, busqué un restaurante de menú, que encontré enseguida: potaje de garbanzos, cazón en adobo y ración de tarta, como todos los días. Y como casi todos los días, las pandillas de viejos en las mesas de alrededor ¡qué plaga, por Dios! porque, generalmente, son muy habladores en tono alto y lo hacen compulsivamente, como si fuera su última conversación. Nunca consiguen articular nada interesante, al menos que yo escuche. Eran como zangolotinos, pero en versión provecta.
Abandono por hoy el relato, mañana más…
La Fotografía: Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis”. Dante Alighieri. Decididamente estos demonios (que eran demonias de tetas caídas, luego mucho peor para el curilla porque eran infinitamente más crueles, seguro) no se parecen a los que podemos imaginar a través de las fuentes mitológicas y textos bíblicos o tradiciones religiosas. Más bien parecen los «drugos»  de La naranja mecánica (hasta bastones tenían, como ellos), que se realizan siendo macarras, aunque se supone que los diablos o diablas ya lo son por su propia naturaleza, pero luego está cómo realicen su tarea y estas se divertían a lo grande trabajando sobremotivadas . Eran una especie “punkis”, gamberras estruendosas y colocadas que la tenían liada “parda” a costa del pobre ermitaño. No podía pasar por alto la boutade pictórica de las demonias frikis en Astorga. Para fotos así había llegado tan lejos.

Pepe Fuentes ·