DIARIO DE VIAJE: a Castilla León Oeste.
Sábado: veintitrés de Septiembre de dos mil veintitrés
Día 6.1
Amanecí en el Nuevo Amanecer a las 7:30 de la mañana. Enseguida constaté que no había nada de nuevo a mi alrededor, la habitación era exactamente la misma que cuando me acosté, y de nueva nada tenía. Decepcionado por la falta de novedad, demoré levantarme y me dediqué un rato a navegar en internet, para nada (no me había salido novia digital mientras dormía, luego todo seguía como siempre).
El plan de hoy: primero, atravesar polígonos inhóspitos hasta llegar al centro de la ciudad, aparcar y dedicarme a hacer turismo aplicado y entusiasta. Tres eran los objetivos: La Catedral, El Musac, callejear y comer. Aceptaría con gusto cualquier imprevisto estimulante y gracioso, o no. Todo dependería se procedía de alguna fuente de belleza, la que fuera.
Primero, desayuné caro, pero rico.
Me dirigí a la impresionante Catedral, tanto por su gótico de influencia francesa, exterior e interior, como por su grácil equilibrio y armonía. La construcción se desarrolló a lo largo de todo el siglo XIII. Sus espectaculares vidrieras medievales coloreadas son de las más importantes del mundo. Recorrí despacio su interior y fotografié poco.
Por la extrema fragilidad airosa de su construcción, a partir del siglo XV comenzaron los problemas constructivos que se fueron agravando en siglos posteriores con derrumbamientos y riesgo de que se viniera abajo la catedral entera. Se realizaron obras de rehabilitación varias veces a lo largo de tres siglos, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se encontró una solución eficaz y definitiva. Intervinieron varios artífices, pero fue Juan de Madrazo el último y más relevante el que por fin salvó la catedral. De todo eso me enteré en una explicación que alguien dio en el interior, pero no recuerdo si fue un guía o en un vídeo, de cualquier modo estuvo bien enterarme porque no tenía ni idea… qué suerte para las naciones que de pronto, como en nuestro caso, aparezca en su territorio toda una saga de geniales artistas (de Madrazo), encabezada por el padre José de Madrazo, seguido por cinco hijos y algún nieto, que aportaron obras de gran valor en distintos lugares del país.
Después del interior, el consabido museo sacro o catedralicio. No se podía fotografiar (no supe por qué, ya que no suele ser habitual); no obstante las que realicé subrepticiamente fueron irrelevantes…
La Fotografía: Salí al claustro exterior que igualmente era espectacular: gótico en estado puro. Bellísimo.