5 FEBRERO 2024

© 1989 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1989
Localizacion
Kom Ombo (Egipto)
Soporte de imagen
-35 MM- TMAX 100
Fecha de diario
2024-02-05
Referencia
1806

LOS DÍAS 16
“Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres…” Oscar Wilde
Miércoles, treinta y uno de enero de dos mil veinticuatro

Otra vez mujeres en la senda por donde paseo con Mi Charlie. A ver si va a resultar que me voy a convertir en un ser social. Mi Charlie no lo permitirá.
Charlaba con una de las nuevas amigas, cuando ha hecho acto de presencia otra mujer, más joven, a punto de saltar de la cuarentena a la cincuentena, aunque no mostraba preocupación, me ha parecido; acompañada por un hermoso perro de ojos azules, grande, fuerte, con un manto de un bonito color gris perla. No los había visto en mi vida, ni a ella ni a su perro. Me he dicho: -pues que bien, hace sol, la temperatura es buena, y detrás de mí hay una valla de madera en la que recostarme, así que lo mejor que puedo hacer ahora es escuchar en silencio lo que ellas tuvieran que contarse-. Eso hice. Lo mismo aprendo algo, pensé.
Hablaron de viajes en general y del último que habían compartido a Egipto, del que volvieron malos todos los del grupo (infección gastrointestinal). La mujer que había llegado resultó ser una habladora incontinente y entusiasta. Habló de viajes hechos y por hacer (hasta Japón piensa ir este año), de enfermedades, de perros, de familia y de algunas cosas más… y todo ello, a pesar de la terrorífica banalidad de todo lo que decía sin sombra de pesadumbre. Era una mujer encantada de haberse conocido y de escucharse a sí misma compulsivamente, como si se estuviera enterando en ese momento de sus propias experiencias.
Ambas, hablaron de viajes. A mí no me preguntaron si viajaba o sí me gustaba viajar; yo, como dije ayer, soy superfluo y esas mujeres debían saberlo, luego no consideraron que mereciera la pena incorporarme como interlocutor. Era el perfecto convidado de piedra. Yo, en las conversaciones, no me abro paso a codazos, sencillamente porque no lo necesito.
Sus perros jugaban estruendosamente; sin embargo Mi Charlie, no lo hacía, solo los miraba displicente y distante, como diciendo: hay que ver que gilipollas son estos chuchos. Constatación de lo que vengo diciendo frecuentemente sobre que los perros se parecen a sus dueños: Mi Charlie, sentado a mi lado, quieto, ambos callados; de vez en cuando me daba con la pata que es su modo habitual de decirme -vámonos- porque aquí ni tu ni yo pintamos nada.
Lo único que aprendí fue que en mi ciudad hay un grupo de personas de mediana edad, al parecer bastante numeroso y que se coordinan para hacer viajes juntos, unos lejos y otros cerca. Todos pastoreados por una mujer que dirige una agencia de viajes que se encarga de organizar esas excursiones familiares. El ir juntos muchos conocidos y con el mismo rollo (que no sé cuál será), sirve para que se lo pasen estupendamente, que es lo que suele suceder, según dijeron. Eso es lo que aprendí, inesperadamente, hoy por la mañana: en mi ciudad hay grupos de viaje adultos, habladores y animosos.
Finalmente, y después de un buen rato, nos separamos y cada uno siguió su camino. La reunión improvisada se disolvió como por arte de magia.
Tendré que cambiar más frecuentemente mis itinerarios de paseos si no quiero que mis soliloquios y audiciones literarias se vean asaltadas por locuaces mujeres viajeras.
La Fotografía: Ese grupo toledano viajó a Egipto en 2023, al parecer. Yo, en 1989 (foto de hoy: templo de Kom Ombo, en una de las orillas del Nilo); por lo que hace treinta y cuatro años de diferencia entre nuestros respectivos viajes. Esa era precisamente la distancia entre ellas y yo, pero expresada en años luz.

Pepe Fuentes ·