EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 45
Adentrándome en las tinieblas (8): empezaré por este capítulo del diario, por un lado, porque es el más numeroso en cuanto a entradas; y por otro porque, así es como me he sentido esta madrugada (la del veintisiete). Suelo dormir bien, pero a veces no. Es así cuando me despierto en la madrugada profunda (entre las cuatro y las cinco); es una hora mala para todo, porque ya no puedo dormir, pero muy temprano para levantarme, ahora que hace tanto frío. En soledad y en la oscuridad del dormitorio, a esas horas, no tengo ni una puta idea buena. Todo lo contrario. En esas tinieblas en las que me he adentrado este mes, en el diario, porque hay otros momentos, tenebrosos también, que no los traigo aquí. Un relato sobre el final de una propiedad rural que me ha salido triste, pero nunca tanto como el drama que se entreveía detrás. La decadencia irreversible de una nación, que es la mía y que fue grande a su manera en otros tiempos (no soy nacionalista, únicamente sensato, creo). Y, finalmente, sobre las enfermedades crónicas de Mi Charlie.
Monólogos sobre arte (5): el relato de un viaje a Madrid, al Thyssen, a ver una maravillosa exposición de Gabriele Münter.
Diario de un condenado (5): cuento mi último intento de encontrar a una mujer compañera para los últimos años. Que la travesía de este periodo de una vida haya que pasarlo en soledad es espantoso, sobre todo para alguien como yo que siempre he sido un defensor y creyente a ultranza de la pareja: dos luchan mejor en la vida que uno solo ¡es tan difícil vivir! ¡Es una temeridad, estúpida e insensata hacerlo solo! A veces todo se confabula para que el desastre indeseado suceda, fatalmente.
Diario de las Cenas Raras (4): a las Cenas Raras, no volveré. El capítulo, el de este mes, termina con el relato global de siete a las que he asistido. Fue un gesto ultra positivo por mi parte que ya no tengo ganas de repetir.
Diario íntimo (2): sobre navidades; encuentros en la distancia en Mercadona; autorretratos desesperados; Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg y algunas cosas más, y menos.
Colección de misceláneas (2): una serie sobre la eutanasia en la edad provecta, enferma y terminal; el amor a destiempo y la imposibilidad de armonizar la vida real con la legal. La serie se titula Truelove, vibrante y emotiva. Y, sobre mi alter ego, artístico, filosófico y existencial: Aki Kaurismäki. Seguiré con él, se lo merece.
Los días (2): sobre Yubal Noah Harari, en Homo Deus y otros ensayos más; también sobre el relato de un larguísimo paseo y una comida en Madrid, junto con una amiga que venía de un pasado remoto, tanto para ella como para mí.
Diario de envejecimiento (1): pues eso, el título habla por sí mismo, pero esta vez desde la perspectiva del aislamiento y la marginación que sufrimos, atributos ineludible de la vejez. Y el silencio, también el silencio. Este asunto es recurrente para mí y apestoso para el diario, pero es lo que hay porque ya soy viejo.
Diario de la belleza (1): creo que es la mejor entrada del mes, por eso la he enmarcado en este capítulo; sí, porque son los encuentros con la belleza lo mejor en la vida de cualquier persona. Fue la entrada del 25, quizá el mejor día del año porque a todo el mundo le da por reunirse y quererse, al menos en una foto posible para el escaparate humano en la tierra.
Diario de la Nada (1): entrada de ayer mismo, y no es alentadora (aviso para navegantes).
La Fotografía: Ayer hablé de una gran bola de fuego que sería el holocausto final del planeta tierra, luego también de la humanidad (dentro de 600 años según Stephen Hawking), pues bien, se me ocurre que esta fotografía está iluminada por esa gran bola de fuego, terminal para todos.
31 DICIEMBRE 2024
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