LOS DÍAS 1
“A veces sales de la cama en la mañana y piensas que no lo podrás lograr, pero te ríes por dentro porque recuerdas todas las veces que te has sentido de esa forma”. Charles Bukowski
Sábado, veintiocho de diciembre de dos mil veinticuatro
Hoy, en la tradición católica es el día de los inocentes; justamente mi onomástica porque soy Inocente todo el año (léase sin malicia, consciente al menos).
Son las ocho de la mañana y es de noche, todavía. Cero grados en la calle, que veo desde mi prodigioso ventanal abierto a la noche.
Me he levantado pensando en la risa porque es un anhelado ejercicio muscular y del alma (que no existe) que tengo atrofiado. Por eso comienzo con una cita de mi añorado Bukowski (un sabio). Eso me ha hecho recordar a otro escritor del realismo sucio, follador como él (Trilogía sucia de La Habana, El Rey de La Habana, Carne de perro…), Pedro Juan Gutiérrez, al que llevo muchos años sin leer, sabio como Bukowski. Me encanta el Habanero, aunque nunca entendí una cierta complacencia con el castrismo (o al menos no del todo crítico, debido a que él se mueve en otra frecuencia existencial), que me explico perfectamente por su loco amor por La Habana y sus gentes, amalgama humana poderosa y vitalmente explosiva de la que él siempre se ha considerado integrante apasionado. Nunca supo ni quiso alejarse de allí, porque, con toda seguridad, no sabría vivir en otro sitio. Inmediatamente he colocado en la lista de audiciones perentorias (audible), Diálogo con mi sombra (entrevista consigo mismo sobre el hecho de escribir sentido y auténtico), es de hace once años, pero está bien porque no la he leído. “Una buena sonrisa, innecesaria y absurda, es un tónico”. Pedro Juan Gutiérrez. Esta cita es de Trilogía sucia de La Habana (1998), que leí, hace muchos años ya. El momento del espectacular descubrimiento de Pedro Juan, con un gran despliegue mediático en Europa y especialmente en España (Anagrama) fue en la década de los noventa, y luego, para mí, pasó al olvido; sin embargo, curiosamente he comprobado que ha seguido publicando regularmente hasta este año mismo. Elegiré y leeré.
Se podría decir que he empezado bien el día, pero no, no lo diré, porque no es verdad, aunque sí de un modo interesante y prometedor, y eso es mucho: acordarme de que la risa existe y de Pedro Juan, y de cuando escribió la obra que leeré desde mañana; ahora estoy terminando: Risa en la oscuridad, de Vladimir Nabokov (otra vez la risa en mi vida). Repito hasta la manía: ¡qué sería de mí sin la escritura de los demás! Por cierto, a Nabokov no lo había leído y no sé por qué. Deuda pagada, pero solo mínimamente, seguiré, porque la novela me ha encantado: trata del amor loco (la única manera de amar, porque si no, no), es decir de la pasión que puede conducir a la ceguera, dramática incluso.
Qué hice ayer, viernes, ya no me acuerdo, seguramente nada…
La Fotografía: El malecón, fotografía de un viaje que realicé con cincuenta años y tres meses a La Habana. No, no era el momento porque creo que no me enteré de nada de lo que allí sucedía a pesar de que publiqué aquí, en esta web, una exposición fotográfica y un largo texto (ya eliminado). Es dramática mi relación con los viajes que he realizado, ahora creo que todos fueron en el momento inadecuado.