DIARIO ÍNTIMO 105
“… y sin embargo la búsqueda de ese amor no cesa nunca. Es la gran aventura de la existencia, la única aventura que tiene sentido”. Manuel Vilas
Domingo, veintinueve de diciembre de dos mil veinticuatro
Ayer pasé un día fantástico, no solo porque transcurrió por bifurcaciones incesantes e inesperadas, sino, también y especialmente, porque al menos virtualmente conocí a una mujer interesante que vive en un lejano lugar (cerca de Finisterre). La presentación llegó a través de la página de contactos sentimentales (potenciales, solo eso) y que sigo manteniendo, aunque creo que ya me ha caducado el contrato. Lo he mantenido porque, infrecuentemente, puede suceder algo imprevisible y feliz, como sucedió hace dos días y que se ha concretado hoy, domingo.
La mujer a la que llamaré María, y no solo porque quizá se llame así, sino porque es un nombre universal que le viene bien (aunque en esa página se presentaba con otro nombre); resultó ser una mujer cultísima, vital, educada, libre y, lo mejor de todo, divertidísima.
Durante la mañana cruzamos numerosos mensajes (WhatsApp); de ahí pasamos a dos mensajes de voz suyos, largos, de intensa vibración sensible y testimonial. Por la tarde, más mensajes y una larguísima conversación telefónica (hora y media). No sería capaz de recordar un último domingo donde haya tenido tanta actividad vivencial como hoy.
Hubo algunos, hace años ya, que también estuvieron bien, porque además en aquellos, unos poquitos, hubo actividad sexual. Hace tanto tiempo ya que son puro olvido, salvo remotos ecos excitantes que me sirven para recordar que era capaz de practicar sexo y perderme en sus laberintos. Ahora ya ni siquiera sé si podría.
Esta entrada la he escrito hoy al final del día.
Tal vez, la alternativa mejor que ofrecen estas páginas de contactos sin contacto, al menos en la edad provecta (por cierto, mi sorprendente amiga desde hoy es diez años más joven que yo), es que ofrecen la posibilidad de la fantasía sin que necesariamente ese sueño de amor se vea asaltado y atropellado por la realidad. Pura poesía de lo posible y deseable.
Esa mujer, me regaló algunos referentes culturales inadvertidos para mí, que le agradecí (sobre todo cine); o reflexiones personales en mensajes de este tenor e intensidad lúcida: “El amor no es enamoramiento. El amor es luz, dolor, vejez, suciedad y paciencia. El amor es serenidad ciega y sorda. El amor es un lugar en el cual deseas quedarte y fenecer”. Por si fuera poca la lujuriosa (intelectual, al menos), personalidad de mi lejana amiga, ella escribe poesía y fotografía creativamente. Estupendo domingo de ventanas abiertas, a pesar del frío que siento en mi vida ahora.
La Fotografía: Sigo en La Habana, en El malecón. Quizá el trompetista homenajeaba a la mujer. Sí, seguro que sí. No lo supe, pero prefiero que fuera así.