COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 70
“En mis libros siempre lo tengo claro, mis personajes no se pueden lamentar de nada. No se pueden quejar. Al contrario, viven, disfrutan, sufren, odian, pelean, aman. Lo que les toque hacer, pero sin lamentos, sin autocompasión, son estoicos y frugales. Aprovecha lo que tienes hoy a tu alcance. Ya mañana tendrás más o tendrás otra cosa diferente y lo aprovecharás también. No vas a tener menos. Pero no te puedes cruzar de brazos inmóvil a quejarte de tu mala suerte, eso nunca (…) El miedo no te puede atrapar porque entonces pierdes fuerza, pierdes energía, te ablandas y la vida es luchar como un boxeador. Golpea. Recupérate rápido cuando te golpeen, sube la guardia hasta el rostro y muévete. Sigue ahí moviéndote ligero en la punta de los pies. Muy flexible, siente la fuerza de tus músculos que funcionan como un resorte. Mantén la distancia y dispara a la derecha como un rayo. Cada vez que puedas. Machaca con el puño derecho y no bajes la guardia. Cuida tu cara.” Pedro Juan Gutiérrez (Conversaciones con mi sombra)
Viernes, tres de enero de dos mil veinticinco
Comienzo, con una cita in extenso de Pedro Juan, que tan poco tiene que ver conmigo realmente, pero sí en cuanto a planteamientos vivenciales que me fascinan, quizá por lejanos, deseables e inalcanzables (eso quizá tenga que ver con el anhelo infantiloide de admirar a los superhéroes, a la cima que nunca se puede alcanzar).
También estoy trayendo aquí a Aki Kauriskämi, ambos son los que me están ocupando en estos días.
Hoy, me referiré a la película: Nubes pasajeras (1996). Al matrimonio protagonista que viven sus vidas sencillamente, como asalariados anónimos; de pronto, la vida les golpea con violentísima fuerza destructiva. Se hunden, se retuercen, boquean sin aíre que respirar y nada que comer. Pero todavía viven, están abocados y destinados a vivir porque son personas que sacan fuerza de su debilidad. No se rinden. Prueban una y otra vez con posibles soluciones hasta que entienden que el lamento y el miedo solo los llevará a la muerte humillada, sin dignidad ni entereza, y lo que es peor a una derrota cierta y definitiva.
Película mínima en cuanto a puesta en escena, pero inmensamente grande por su ejemplaridad en la lucha por recuperar lo que siempre las buenas gentes se merecen.
El cine de este creador inmenso no es solo una profunda indagación en el alma humana nórdica, sino una maravillosa y sabia narrativa cinematográfica con un ritmo y sentido dramático, y también poético, pleno de matices y estímulos. Absorbente.
En su cine todo sucede en el momento justo para transmitir que las vidas e historias corrientes pueden contener todos los matices imaginables de las vidas dignas, respetables.
Ah, y además hay un perro (aproximadamente en la mitad de su filmografía hay un perro que humaniza a sus protagonistas porque provoca en ellos la expresión de lo mejor de ellos).
Por qué traigo al diario a estos dos autores, tan aparentemente lejanos: porque en ambos palpita, con estilos diferentes una lucha a brazo partido por vivir con dignidad. Queda patente en ambos el estilo vivencial diferente de sus criaturas dependiendo del contexto cultural en el que viven. El sofocante y sensual Caribe y la fría y contenida Finlandia, al final, solo matices de lo mismo.
La Fotografía: Los personajes de mis autores del momento no quieren ni necesitan compasión. Pues eso. Yo tampoco.