7 ENERO 2025

© 2024 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2024
Localizacion
Luces al atardecer. Aki Kaurismäki (2006)
Soporte de imagen
DIGITAL 10000
Fecha de diario
2025-01-07
Referencia
10661

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 71
“…un universo tan particular como silencioso, tan metafórico como conscientemente marginado. El que logre conectar con sus aparentes perdedores de alma resistente, con sus frentes marchitas, no se arrepentirá del sacrificio.» Javier Ocaña
Domingo, cinco de enero de dos mil veinticinco

Después de Nubes pasajeras (diario de ayer), de Un hombre sin pasado (diario del 29 de diciembre) cierro la trilogía finlandesa de Aki Kaurismäki, con Luces al atardecer (2005). La más desoladora, triste y desesperanzada de las tres.
Todo sale mal en esta historia. Nada sale bien nunca (la vida es un propósito fallido). Pero qué importa. Kaurismäki es capaz de contarlo con un sentido de la belleza íntima y absoluta, y eso sí está muy bien. Quizá sea el arte lo único que nos salva.
Sí, porque la fatalidad y los destinos aciagos existen y es una suerte que, en los tiempos que corren, tan superfluos e insignificantes, todavía se pueda disfrutar de obras de arte absolutas que radiografían el dolor vivencial compasivamente. No, no es un gusto mórbido por el dolor, no, lo es tan solo por la belleza que solo se alcanza a paladear en contadas ocasiones.
No quiero olvidarme de que esta publicación en modo de diario, a veces duramente sostenida en el tiempo no lo es de arte (aunque aspire a ser artística), sino un diario vivencial íntimo, y, precisamente por eso, apenas si me ofrece margen para matices rientes y recreativos, porque la vida, tal y como la experimento, resulta dura, inhóspita, vacía y silenciosa. Por eso traigo aquí historias como la de hoy, porque se me pegan a la piel como la sarna. Es domingo, mañana lunes, y luego la semana entera y como les pasa a las criaturas que pueblan el mundo Kaurismäki, no tendré margen para la risa reparadora (casi nunca lo tengo); aunque él, en algunas de sus historias, se empeñe en salvarlos a través del amor, que todo lo repara, aparentemente.
La Fotografía:
Bar de hombres solos, o más bien solitarios (y a veces, mujeres, también), frecuentes en las películas de Kaurismäki. El protagonista, un hombre joven y atractivo está sentado al fondo, en actitud concentrada y pesarosa (ha sido vulgar y cruelmente engañado), contra la pared, al lado de la Jukebox. Sus películas están habitadas, además de por perros y seres silenciosos de una abrumada humanidad, por gramolas vintage y por un heteróclito conjunto de entrañables objetos kitsch.

Pepe Fuentes ·