10 ENERO 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Charlie Brown, Talavera de la Reina (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL-IPHONE
Fecha de diario
2025-01-10
Referencia
10674

ADENTRÁNDOME EN LAS TINIEBLAS 40
“A diferencia de cualquier otro animal los perros han aprendido de los humanos a sostener la mirada”. Antonio Muñoz Molina
Jueves, nueve de enero de dos mil veinticinco

Desde ayer estoy en shock. Conmovido. Presa de una tristeza sorda e inconsolable. El mundo y la vida pesándome y las lágrimas acudiendo cuando el ahogo me llega desde dentro, de algún sitio, como ahora.
Ayer nos dijeron a Naty y a mí, en un hospital de mascotas, que Nuestro Charlie está herido de muerte. No con esas palabras, pero sí con otras parecidas. El deterioro renal es irreversible y progresivo. A su parálisis facial del lado derecho, irrecuperable; la pérdida del oído del mismo lado; la pododermatitis crónica; la anemia no regenerativa, tenemos que añadir lo que será causa de su muerte, con toda probabilidad: insuficiencia renal que ha empeorado después de un tratamiento de choque de quince días.
El tratamiento diario de Mi Charlie consiste en varias pastillas al día, aplicación de colirio cada cuatro horas y un gel nocturno para evitar el deterioro del ojo derecho.
Toda esa dedicación a sus cuidados es lo de menos, por supuesto, lo que verdaderamente importa es que se nos va a ir.
Su fidelidad a nosotros llegaba al punto de que no permitía injerencias de nadie en su vida, y por supuesto, ningún contacto físico que no fuera el nuestro. Solo podíamos tocarle Naty o yo. Él siempre se ha sentido nuestro y de nadie más. Si hubiéramos faltado no habría podido soportarlo. Por eso, y por otras razones, nunca querré saber nada de cualquier otro animal. Sigo llorando.
Los humanos pueden irse de tu vida y olvidarte para siempre, un perro nunca, y especialmente Mi Charlie. Mientras esperábamos el resultado del TAC que le realizaron, un perro grande (no supe la raza), estaba con dos hombres y una mujer, jóvenes todos (incluso el perro), y este, alegre y ladrador se abrazaba a unos y a otros (se subía a sus hombros y los lamía la cara). Así son estos prodigiosos animales.
Cuando me falte Mi Charlie ¿con quién pasearé por las mañanas; con quién comeré a diario; con quién dormiré la siesta o por la noche? Con nadie nunca y así hasta el final de los tiempos. Siempre pegado a mí, sintiendo el calor de su cuerpo y sus entregadas miradas que le nacen dentro.
Será una pérdida inconsolable, ahora que toda mi vida se sostiene sobre las pérdidas, una más, la última tal vez.
A veces hablo con mi amigo Armando, también amante de los perros, pero con objetividad crítica, en el sentido de que los humanos estamos desnaturalizando a los perros porque los hemos humanizado. Sí, racionalmente, nada que objetar a ese argumento, salvo que un humano no ofrece tanta incondicionalidad como un perro porque nunca se van; mi director de cine de estos días lo dice: «Hasta los perros tienen más bondad que nosotros.” Aki Kaurismäki. En muchas de sus películas aparecen perros que duermen con sus dueños como Nuestro Charlie, con nosotros.
Podría escribir interminablemente de mi vida con Mi Charlie (pero lo dejaré ya), de todas las aventuras que hemos vivido juntos, de las numerosas veces que se me ha perdido en el campo impulsado por su arrebatada pasión de perseguir conejos a los que nunca alcanzaba. Después de horas e incluso un día entero, volvía. Él siempre volvía a nosotros.
Llevo conviviendo con Mi Charlie, todo el día, durante diez años, salvo estos tres años y medio que ha sido intermitentemente porque se iba con Naty, la mitad de los días.
¿Qué me va a pasar cuando falte? Que será entonces cuando sepa de verdad, descarnadamente, lo que es la soledad. Sí sé lo que me pasa ahora, cuando describo esta desolación, que estoy llorando.
La Fotografía: Mientras esperábamos ayer para entrar en consulta.
Dice Muñoz Molina, arriba, que han aprendido de nosotros a sostener la mirada; a cambio, a nosotros nos han enseñado que hay otro modo de amar, incondicionalmente, con una generosidad y entrega que va más allá de los manejos, fatales estrategias y miserables intereses con los que los humanos comerciamos con otros humanos. A mí nadie me mira como él, con una mirada fija e intensa, inmóvil, con todos sus músculos listos para movilizarse a la más mínima indicación de mis deseos. La mirada de Mi Charlie, la recordaré, cuando ya no esté, todos los días que me queden.

Pepe Fuentes ·