22 FEBRERO 2025

© 2023 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2023
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-02-22
Referencia
4473

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 78
 “…Dios eligió al Madrid para que hasta los más ciegos pudieran ver la eternidad. El Madrid es el plan de Dios en la Tierra. La maquinaria de la naturaleza que sublima los accidentes para convertirlos en gesta. El Madrid es el modo en que nos miramos unos a otros y el modo en que miramos una constelación lejana…El Madrid tiene un corazón demasiado grande para que entendáis que no os gana para humillaros sino para medir la Tierra y saber cuántos milagros caben…”. Salvador Sostres. (catalán, hincha del Barcelona, 2023).
Viernes, veintiuno de febrero de dos mil veinticinco

A veces me pregunto si soy un verdadero amante del fútbol y en consecuencia del equipo al que sigo; sí, porque para mí el fútbol es el Madrid, fuera de esa manía nunca veo fútbol.
Los apasionados futboleros lo son del juego en sí y pueden ver partidos que no sean los que juega su equipo. Yo no. Tan lejos no llego, como le pasa a Sostres.
En las inmediaciones del Bernabéu, una gran masa de gente hormigueaba esperando entrar al estadio. Como nosotros.
Se oían cánticos de ánimo por doquier. El ambiente era eufórico. Nosotros, tranquilos, ni siquiera cantábamos.
Entramos a las siete y media, para merendar primero (en la entrada se incluía merienda-cena abundante y barra libre) ¡Menudo lujazo!
La puesta en escena parecía un sueño húmedo del mismísimo paraíso. Todo diseñado para mirar al centro mismo de la gloria (el campo donde el equipo propio gana y hace feliz a todo el mundo).
Yo, me dejaba conducir por mi amigo, veterano en estas experiencias. Él se desenvuelve con eficiencia en el entorno social de los elegidos para disfrutar de esta prerrogativa desde asientos preferentes.
El campo de fútbol, a medida que avanzábamos por el interminable pasillo hasta nuestros asientos, refulgía en el espacio central con un verde intensísimo y lujuriante. Era una visión idealizada e impoluta de la perfección. Todo estaba sincronizado para la belleza y el éxito. La derrota era impensable e imposible.
El factor favorable del campo propio debe ser verdad, más allá del hecho objetivo de dos equipos que juegan en un mismo campo y con las mismas reglas. Por si no fuera suficiente esa conjunción de piezas ajustadas al milímetro; ochenta mil espectadores concentran sus miradas y voluntades hacia un solo propósito: Ganar, nunca perder.
Llegamos a nuestro palco Vip y ya había cuatro personas, compañeros de viaje a la gloria durante dos horas. Dos amigos y una pareja. Todos mayores, todos viejos. La media de edad rondaba casi los setenta.
En el campo de fútbol solo se puede ser feliz, no existe ni el dolor ni las preocupaciones. Ni siquiera la vejez es decisiva en nada de lo que ocurra. En esa plena euforia de tantos concentrados en un mismo anhelo, la victoria era segura.
Nuestro equipo ganó, claro, y además con holgura y suficiencia al Manchester City (3.1) ese equipo que fue grande pero que el catalán que lo entrena lo ha hecho pequeño, supongo que para sintonizarlo con el del país del que procede, según él mismo dice.
La Fotografía: Hoy, temáticamente, foto no tengo. Curiosamente, hice bastantes fotografías con el móvil, (como cuando voy al teatro), pero, el día siguiente, me dije:  para qué coño quieres estas fotos tan obvias y las borré todas. Ni una dejé. Ya sabemos cómo es la iconografía de los acontecimientos deportivos o futbolísticos y la gente, también se sabe lo de la gente, solo gente. Así que hoy, al menos un balón de fútbol, para no apartarme demasiado del relato, aunque no en un estadio cegador, sin futbolistas triunfantes, ni masas vociferantes y felices. Es una foto callada en un escenario vacío, una metáfora paradójica, más bien de la derrota que de la victoria. Ni milagrosa ni brillante, pero más ajustada a mi manera de ser y estar en el mundo.

Pepe Fuentes ·